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jueves, 16 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:43

Hospitales Nisa advierte que el consumo precoz de pornografía puede provocar disfunciones sexuales

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Además del día de los enamorados, el 14 de febrero se celebra el Día Europeo de la Salud Sexual. Según la OMS, "la salud sexual es un estado de bienestar físico, mental y social en relación con la sexualidad. Requiere un enfoque positivo y respetuoso de la sexualidad y de las relaciones sexuales, así como la posibilidad de tener experiencias sexuales placenteras y seguras, libres de toda coacción, discriminación y violencia".

En los últimos años la facilidad de acceso a la pornografía, especialmente a través de internet y redes sociales, ha disparado el consumo de contenidos pornográficos. La exposición a este tipo de material cuando los adolescentes inician su actividad sexual puede tener consecuencias negativas. En este sentido, apunta Aina Miralles, sexóloga del Hospital Nisa Virgen del Consuelo, "está claro que si se utiliza el cine pornográfico como reflejo de relaciones sexuales "normales o cotidianas", va a existir un conflicto en el adolescente relacionado con que no llegue a alcanzar el nivel de ejecución de las películas, o que crea que el tamaño medio del pene es uno irreal, o incluso que una relación sexual implique una dinámica o ritmo determinado".

Distorsión de la realidad. El consumo precoz de pornografía también influye negativamente en las expectativas de lo que su pareja "deberá hacer" o ser". En esta línea, los autores del estudio "The social cost of pornography: A statement of findings and recommendations", publicado por el Witherspoon Institute, y la investigadora Mary Eberstadt del centro Hoover Institution, que participó en el estudio, afirman que "en el material cada vez interviene más violencia, fetichismo extremo y otras prácticas sexuales que llevan a la degradación mutua" y esto hace tergiversar la realidad y provoca disfunciones en la pareja".
Aina Miralles destaca las conclusiones sobre consumo en edades tempranas de pornografía deMary Anne Layden, coautora y directora del programa de traumas sexuales y psicopatología de la Universidad de Pensilvania, quien afirma que "los que ven porno creen que su vida sexual va a ser mejor, pero tienen eyaculación precoz, tienen más disfunciones y problemas para relacionarse" y que la exposición masiva a contenidos pornográficos lleva a cambios en creencias y actitudes sociales. Así, por ejemplo, se incrementa la insensibilidad hacia las mujeres, se reduce el apoyo a movimientos como el de la liberación de la mujer y se pierde la noción de que estos contenidos deben ser restringidos a menores.

Consumidores antes que críticos. Por su parte, y al hilo del consumo precoz de pornografía el Dr. Pedro Villegas, especialista en sexología del Hospital Nisa Sevilla Aljarafe, alerta de la frivolización de la sexualidad que esta tendencia supone. "Estamos haciendo algo francamente mal que es permitir que los jóvenes empiecen a introducirse en el sistema de mercado mucho antes de tenerlos preparados para convertirse en críticos del mercado". Por ejemplo, compramos móviles a los jóvenes con acceso a páginas porno sin educación sexual. Y nos encontramos con un aumento de prácticas sexuales entre ellos, como orgías, sin conocimiento de la sexualidad, ni lo que suponen las enfermedades de trasmisión sexual. "Estamos generando una demanda para que los chicos vivan la sexualidad de los adultos".

"Y al permitir todo esto estamos provocando que nos encontremos en las consultas jóvenes de 18 o 20 años, sin interés por el sexo, incapaces de enfrentarse a un mundo de frustraciones. La mayoría de las consultas están llenas de insatisfacciones sexuales".

Otra de las tendencias en torno a la actividad sexual que el Dr. Villegas lamenta es la aparición de una nueva premisa: o las relaciones sexuales se realizan con mucha pasión o sino es mejor dejarlo, "algo que está llevando a muchas rupturas de pareja, que de no ser por esta presión no habrían roto", defiende el médico sexólogo. Quien añade que luego existe otro grupo significativo, "el que practica el sexo sin afecto alguno, es decir de una manera mecánica buscando como único objetivo el orgasmo, sin importar nada más".

Sexo sano. Afortunadamente la gran parte de la población aún mantiene un sexo intermedio, o más natural y al que sí podríamos llamar 'sano'. "Y si consideramos el sexo como un arte humano, hay días que uno está muy inspirado y se tienen todas las condiciones necesarias para llevar a cabo una estupenda experiencia. Y otros con poca inspiración y pocas condiciones, pero se sabe mantener unos mínimos suficientemente útiles para que aparezca la satisfacción de haberse sentido deseados y con la capacidad de "aceptar" que no todos los días puede ser una súper experiencia".

Adaptarse. Según la definición del psicólogo estadounidense Theodore Millon, las personas que sepan adaptare a los cambios y acepten la evolución lógica de sus cuerpos mantendrán un estado de salud mucho mejor que aquellas que no quieran aceptar la evolución de la naturaleza. "En ese aceptar cada momento y situación está la verdadera salud sexual. Un joven no puede exigirse lo que sabe una persona mayor y una persona mayor no puede exigirse actuar como un joven", según reconoce Villegas.

Burbujas .

Según el doctor Villegas, estamos viviendo una especie de "burbuja sexológica, y a todo el mundo le ha dado por hablar de sexo por todas partes, especialmente en internet. Y este aumento de información no contrastada está condicionando la vida sexual de las personas con una sexualidad más mecanicista, con el único objetivo de acabar con un gran orgasmo y si es posible tántrico mejor". Pero no nos damos cuenta que estamos convirtiendo nuestra sexualidad en algo displacentero donde sólo importa el final.

En este sentido, recomienda el especialista del Hospital Nisa Sevilla Aljarafe, "debemos mirar la función del sexo como medio de expresión de emociones, de afectos, de placer. Y en este sentido, no tiene tanta importancia el que la pareja lo viva con mucha fuerza, con mucho ímpetu".

Otra de las grandes cargas de la sociedad actual es el concepto de la cantidad. Para Villegas "la sexualidad es una especie de arte. Y como tal, por ejemplo, Picasso pintaba todos los días 10 o 20 cuadros, pero grandes cuadros de Picasso apenas hay 50. Es la conjunción de dos personas. No es el cuanto sino el cómo me lo paso".

Similitudes

Durante décadas hemos querido "asimilar la sexualidad entre hombres y mujeres exactamente igual. Y eso no es cierto". Los hombres tenemos un único deseo: eyacular, deseo finalista. La mujer tiene varios deseos y ninguno es finalista. Tiene el deseo de pasárselo bien, de sentirse deseada, de contacto con su pareja. Necesita una motivación la mayoría de las veces para tener una relación. En este aspecto, "es más complejo que ella encuentre su momento a que lo encontremos nosotros".

"Hacerlo porque toca es acabar con la sexualidad en 2 años. La mayoría de los problemas de las parejas que vienen a consulta con pérdida del deseo de ella o de él es el aburrimiento de haber estado practicando una sexualidad sin ganas, pero como hay que hacerlo...".