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Durante el verano las fiestas, el buen clima y la falta de rutina diaria, crean un ambiente que propicia el riesgo de recaídas en procesos de desintoxicación. En concreto, los españoles superan la media europea en adicciones y en algunas como la cocaína, la triplican. Hospitales Nisa advierte de ello y da las claves para no recaer este verano.
Los períodos vacacionales y el buen clima animan a realizar más planes fuera de casa. Los encuentros sociales suponen un reencuentro con los antiguos hábitos de consumo. La recaída aparece cuando se baja la guardia, y se genera una sensación de falsa confianza y autocontrol.
Dejar de fumar u otra adicción no es fácil, y la época estival dificulta aún más el proceso de deshabituación, en el caso del tabaco la estancia en lugares donde está prohibido disminuye debido a que las sobremesas durante el verano suelen realizarse en terrazas donde fumar está permitido. El doctor Villasante, especialista de la Unidad de Deshabituación Tabáquica del Hospital Nisa Pardo de Aravaca recomienda ante estas posibles recaídas, identificar las razones por las que se ha dejado de fumar, repasarlas y cuando el paciente sienta la necesidad de fumarse un cigarro, esperar 1 minuto a que se pase el deseo o llamar a un amigo por teléfono hasta que se deje de sentir la necesidad.
Algunas personas sienten que han perdido la batalla cuando recaen, pero no es así, una mala decisión puede no arruinar todo este proceso. Desde la Unidad de Desintoxicación Hospitalaria del Hospital Nisa Aguas Vivas, el doctor Zafra resalta la importancia de ofrecer al paciente la posibilidad de adelantarse a la recaída. Para ello hay que analizar los factores que pueden llevar al paciente a reiniciar el consumo, evitar situaciones donde no existe un entorno saludable, ayudar a coger fuerzas físicas y psíquicas para progresar en el tratamiento. Por ello es clave estar atento a los posibles síntomas que informan sobre el riesgo a la recaída:
- Pensamientos recurrentes
- Deseos de consumo
- Sueños en relación al consumo cuando estos ya habían desaparecido y una elevada carga emocional
- Desafiar y retar las directrices marcadas por los profesionales como exponerse a lugares habituales de consumo o retomar contacto con personas con consumo activo
- Pérdida de rutinas diarias
- Distanciamiento de los profesionales tratantes
- Abandonar o demorar el seguimiento la terapia o las reuniones
- Irritabilidad, ansiedad, desánimo o insomnio
Pero si la recaída ya es un hecho, hay que volver cuanto antes al tratamiento, y analizar las causas que la motivaron. Hay que afrontarla con honestidad y transparencia para redirigir el proceso terapéutico en los momentos clave.
