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viernes, 19 de diciembre de 2025 | Última actualización: 01:09

‘Habemus Papa’

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

Por una casualidad de la vida, ayer jueves por la mañana al entrar en este periódico digital en el que colaboro, veo que todavía ningún compañero en las columnas Opinión, se ha hecho eco del acontecimiento que se cerró anoche al filo de las ocho de tarde, por lo que deduzco que todos habían mandado ya su correspondiente columna.

Así que cual columnista de guardia, y pese a saber que en las noticias del día saldrán todo tipo de análisis y consideraciones me pongo manos a la obra.

En la previa, el miércoles de siete a ocho de la tarde en nuestro programa radiofónico ‘La tarde de Castellón’ que presenta y dirige Ximo Tirado, en la 92,5 de ‘esRadio Castellón’, estuvimos analizando durante una hora todas las posibilidades. Y ahí estábamos Ximo, Santiago Beltrán, Andreu Casero, José Vicente Bosquet y un servidor, todas las opciones según nuestro leal saber y entender.

Pocos minutos después de las siete, pudimos observar el humo blanco que salía del Vaticano, y a partir de ese momento, cada uno hizo  patente su opinión, argumentándola adecuadamente.

Indudablemente el más profundo conocedor del tema demostró serlo Andreu Casero, no en balde es profesor de la UJI especialista en Comunicación, y nos hizo una disección perfecta, de lo más representativo de nuestro cuerpo cardenalicio dentro del  Conclave.

Si recuerdo, que en ninguno de nuestros pronósticos, salió para nada el Cardenal Arzobispo de Buenos Aires, Monseñor Bergoglio, a partir de ahora ya Su Santidad Francisco I.

Ximo si apuntó al cargo. Santiago daba como favorito al Arzobispo de Milán, Monseñor Scola. Andreu pensaba que podría o debería de ser el Arzobispo de Boston, por su sólida formación y ejemplar conducta, entre otras razones. José Vicente, vino a decir que lo suyo era la agricultura y se abstuvo de opinar de algo que no dominaba tanto como su propia especialidad. Finalmente yo comenté que en mi opinión saldría un Papa joven de largo recorrido, y muy probablemente sería o latino, o filipino,  o de color, para ampliar el abanico de posibilidad de crecimiento del catolicismo, en un tercer mundo, en el que estaba la mayor capacidad de crecimiento de vocaciones y fieles.

Pero en ningún momento pensé en Monseñor Bergoglio como una posibilidad, ya que había descartado a todos los candidatos de más de setenta años, y Francisco I llegara al papado con setenta y seis, una edad para mi excesiva, después del ejemplo de Benedicto XVI.

Apuntaba yo más al Cardenal brasileño-germanico monseñor Sherer, o al Arzobispo de Manila, sucesor del Cardenal Jaime Sin, porque por su edad y sus condicionantes  hubieran podido ser idóneos, pese a que el filipino, apenas llevaba un año con el birrete cardenalicio a los cincuenta y pocos años, como apuntó Andreu.

En definitiva, que nadie dio en el clavo, y quien más se aproximó fue Ximo, aunque no conocía el nombre.

Pese a haber sido (al parecer según se comentaba a posteriori) el único que pudo competir con Benedicto XVI en el anterior Conclave, y haber rogado al cuerpo cardenalicio que no le votaran en última instancia en la ultima votación, Su Santidad no aparecía entre los favoritos.

Repasando superficialmente todo lo publicado anoche después de salir Papa, tengo que decir, que tenemos a un ejemplar párroco de barrio, con una fe muy profunda  y una humanidad desbordante al frente de los destinos de la Iglesia.

Que no se me malinterprete, ya que nunca pondría en discusión sus conocimientos teológicos, ni su profundidad académica y moral.

Pero su sencillez en el protocolo, su forma de presentarse ante los fieles, su proximidad al comunicar, y el saber que se desplazaba siempre en metro por la capital argentina, que escuchaba a todo el mundo, y que nunca ponía la menor barrera a quien se le acercaba, me trajo a la memoria a un Juan XXIII entrañable, y en menor medida a un Juan Pablo II.

Por la noche ya me llegaron algunos videos y textos que circulaban por Internet, en los que aparecía en algunas fotos junto a Videla en los años setenta, y venían a suponer que tuvo excesiva condescendencia con el régimen de los generales.

¿Cuántas fotos podríamos presentar de Monseñor Enrique y Tarancón, en la proximidad del Caudillo?

Y sin embargo fue su víctima en Solsona y posteriormente, los franquistas le querían mandar al paredón.

La Iglesia (y sobre todo sus ministros) no pueden vivir de espaldas a la realidad social en la que  se mueven.

Y ni Tarancón, ni Bergoglio, estoy seguro que disfrutaban junto a los militares con los que les tocó vivir, pero no hubiera sido lógico ni sensatos, tratarles como apestados, por lo que cuando la situación lo requería, supieron representar dignamente el cargo que ostentaban.

En resumen, me encanta tener un Papa que hable castellano (los dos que tuvimos en el Siglo de Oro de la cultura valenciana, Calixto III y Alejandro VI, eran de Gandía y hablaban valenciano y de eso hace ya unos quinientos años).

Me parece por lo leído una persona entrañable, experta e inteligente, lejos de los boatos que no podrá evitar, pero imagino que si sabrá contener.

Celebro que por vez primera Latinoamérica, tenga un Papa, e imagino que quizás sus ascendientes italianos, también pueden haber tenido un peso específico en su nombramiento, con permiso del Espíritu Santo.

Sólo lamento su excesiva edad, porque si tal como han adelantado algunas profecías milenarias, éste va a ser el último Papa antes del fin de mundo, no voy a llegar a los ciento cinco años de vida, como me corresponderían por mis condicionantes genéticos, y mis ganas de vivir.

Dios guarde a Su Santidad Francisco I muchos años, y si es posible a mí algunos más.