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La Federación Valenciana de Municipios y Provincias (FVMP) ha concedido una subvención de 6.369 euros al Ayuntamiento de Almassora en concepto de ayuda en materia de salud pública para la lucha contra el mosquito tigre en el ejercicio 2016. El consistorio ha invertido este año 21.731,6 euros para combatir esta plaga que el año pasado motivó más de un centenar de quejas vecinales y en el ejercicio actual apenas registró dos durante el verano.
El departamento de Medio Ambiente ha confirmado la suma que la FVMP ha reservado para Almassora después de que la Administración municipal haya multiplicado el gasto en prevención y tratamiento para controlar los efectos de los mosquitos. Tal como ha recordado esta parte, al cronograma pactado con la empresa que se ocupa de controlar las plagas, la localidad ha sumado también otras 20 jornadas extraordinarias de trabajo (7.574 euros) a los tratamientos iniciales acordados (14.157 euros).
Por este motivo, la localidad decidió optar a las subvenciones de la Federación Valenciana de Municipios y Provincias con un informe elaborado para reflejar todas las campañas emprendidas desde el consistorio. En el documento figura el presupuesto del tratamiento inicial y extraordinario, el cronograma de trabajo pactado con la empresa en función de las necesidades, el plan de trabajo distribuido por las zonas más castigadas por la plaga, así como los productos larvicidas y adulticidas utilizados para erradicar los mosquitos.
La concejala de Medio Ambiente, María José Tormo, ha señalado que la concesión de esta ayuda “confirma el enorme esfuerzo demostrado por el Ayuntamiento para paliar los efectos de los mosquitos que tantas molestias causaron a los vecinos en el verano de 2015”. “La subvención está muy lejos de la inversión que soporta el consistorio, pero toda ayuda es buena para trabajar de forma conjunta contra la plaga”, ha indicado.
En esta línea, Tormo ha recordado que Almassora fue pionera en la provincia a la hora de iniciar los tratamientos preventivos y las primeras fumigaciones del año en la última semana de febrero, coincidiendo con la subida de las temperaturas. Así, a pesar de que la mayor parte de los tratamientos se aplicó de mayo a septiembre, otras 20 jornadas extra permitieron controlar la plaga de forma más efectiva.
