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lunes, 20 de mayo de 2024 | Última actualización: 16:15

Fundación Caja Castellón trae a la Sala San Miguel a Pere Biot y su 'Poesía de la Naturaleza'

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Existe una unitaria complejidad en la obra de Pepe Biot que fascina sin perder de vista la realidad. El laboreo de sus rocas, de potente orografía y de los troncos de árbol de rugosa epidermis, es una alusión de solemne y misterioso ambiente, que conforma teatrales escenarios de mágica y telúrica impronta. El estilo tiene una singular fuerza por la rugosidad de la epidermis de sus pinturas convertidas en orogénicos volcanes de color. Es el pálpito de la naturaleza que sigue viva en su obra de vehemente y enérgica intensidad. Desde su infancia el artista ha sido un entusiasta enamorado de la naturaleza, tanto de la vegetal, que late en su ciclo vivaz, como de la geológica de tierras serenas o de vigoroso relieve, sepulcrales en su inmovilidad perenne. Un porfía de la materia, insistida, superpuesta, martirizada, para lograr un resultado de poderoso impacto visual, voluptuoso y enérgico y al tiempo de intrínseca lozanía, en una apoteosis vital del naturalismo.

El pintor, sabe muy bien, del conjunto global de la visión panorámica, nominar un fragmento en el que se resuma la singularidad poderosa del medio. Es decir, de la globalidad percibida elige un fragmento esencial en el que se encierra el conjunto del significado y la magia del entorno: el paisaje de la mediterraneidad cuajado en un soberano elemento esencial, pletórico de fuerza y de misterio: es un roquedal, es un árbol, una flor, o es tal vez de modo más preciso el fragmento de una pared pétrea o el tronco de un olivo o un algarrobo. En el poderoso silencio de sus formas está la mayor fascinación de su pintura que ha recreado un modelo nuevo de paisaje sin perder de vista el naturalismo y asumiendo todos los postulados de la vanguardia, con una intensidad personal muy expresiva. La naturaleza vive en la potencia desgarradora de su pintura colorista, luminista, intensa, de una mediterraneidad singularmente universalizada.

Pepe Biot

Pepe Biot es un pintor, profesor y vecino de Vila-real. Nacido en Meliana (l'Horta Nord) en 1945, su pasión ha sido la pintura así como las majestuosas manifestaciones naturales que se dan en troncos, y paisajes volcánicos entre otros. Sus estudios en el campo de las Bellas Artes empiezan en la Escuela de Artes y Oficios de Valencia, para continuar en la misma ciudad, en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Carlos. Posteriormente inició sus estudios en la Facultad de Bellas Artes de Sant Jordi en Barcelona, regresando posteriormente a la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Politécnica de Valencia.

Después de todo esto, a los 26 años, Pepe había visitado gran parte de los museos de Europa, pero se dió cuenta de que conocía varias técnicas pictóricas y sus procedimientos, pero que no sabía pintar ni sabía qué pintar. Las tendencias pictóricas del momento y el costumbrismo persistente no despertaron su interés y optó por viajar con la caja de pinturas y el trípode a cuestas. En 1973, el periplo viajero le llevó hasta las Islas Canarias, siendo la gran sorpresa de su vida: todo era nuevo, como recién terminado. Los paisajes volcánicos, la vegetación, la gente tranquila y amable, la luz, el color, las formas, el océano... Cada isla tiene una personalidad humana y geográfica que hicieron a Pepe pintor, tal y como él mismo explica.

Conjugaba el pintar con su trabajo como profesor, primero en el Instituto y después en la Escuela de Bellas Artes de Las Palmas de Gran Canaria. Tras realizar varias exposiciones en las islas, se trasladó a Venezuela para hacer una exposición. Tanto le fascinó ese país que se quedó dos años, una época muy productiva a nivel pictórico.

El regreso a Valencia fue provisional, estaba desconectado y por motivos económicos aceptó un trabajo como diseñador cerámico en Vila-real, ciudad en la que reside actualmente. Tras hacerse un nombre en el mundo azulejero, tuvo que abandonarlo por indicación facultativa, por lo que empezó a recorrer la provincia en busca de los maravillosos y monumentales olivos milenarios.

Desde 1994 hasta la actualidad, ha sido el momento más productivo de toda la carrera pictórica de Biot, marcándose su identidad y unidad con la naturaleza y la pintura. Con mucho esfuerzo, Pepe Biot ha logrado que esta unidad sea su vida y su trabajo.

La obra de Biot ha sido expuesta en multitud de ciudades de España y Europa, reconociéndose su carrera en 2006, al otorgarle el VI Premio de las Artes Plásticas de la Generalitat Valenciana, tras una exposición institucional que se exhibió en el Museu de Belles Arts de Castellón, en las Reales Atarazanas de Valencia y en la Sala de Exposiciones La Lonja del Pescado en Alicante.

Actualmente, se puede encontrar obra de Biot en varios museos e instituciones, así como en colecciones privadas de España, Venezuela, Dinamarca, Francia, Alemania y Corea del Sur.