La estación de Castellón fue ‘tomada’ por la policía, que acordonó a los 20 estibadores para que no pudieran acercarse al ministro
El ministro de Fomento vino a Castellón, esa es la realidad, pero de la ciudad vio poco más que el túnel de Adif. Llegó, habló y se fue. Todo en media hora. Datos pocos, no se sabe cuando llegará el Ave ni hay fechas para el Corredor Mediterráneo.Los estibadores, (no más de 20) completamente cercados por el Cuerpo Nacional de Seguridad, no pudieron más que mostrar una pancarta en la distancia. La estación estuvo ‘tomada’ por la policía. Para no ver a los estibadores, atendió a los medios en el andén, al paso de la llegada y salidas de los trenes.
Esperanza Molina/Castellón Información
Que el ministro de Fomento, Íñigo De la Serna, viniera a Castellón, ya era una buena noticia, pero otra cosa fue como vino, qué hizo y como se marchó, apenas media hora después, y cómo se desarrolló un acto mal organizado y peor coordinado. Tanto fue la cosa, que los mismos compañeros de los gabinetes de prensa de Castellón y Valencia se disculpaban “nosotros no lo hemos organizado”
Venía en el Ave que supuestamente realiza maniobras para probar el trayecto recién remodelado entre Valencia y Castellón.
En el tren, el ministro ya llevaba compañía, entre ellos, la consellera de Obras Públicas, Mª José Salvador, y el presidente de la Diputación, Javier Moliner, además de otros periodistas de Valencia.
En la estación, una veintena de estibadores, con uniformes naranja, esperaba en el piso de arriba.
Poco a poco, la estación se fue llenando de policía. Primero, los agentes apostados en el puente desde donde se divisa la llegada de los trenes, pero poco a poco, los agentes tomaron la estación hasta el punto de que parecía una situación de ‘estado de sitio’. En las puertas, furgones de policía. En el vestíbulo, muchos más policías, en el puente una hilera de ellos.
En medio de todo esto, las autoridades de Castellón y provincia, entre ellos, la alcaldesa, Amparo Marco, alcaldes de Benicàssim, Oropesa, Peñíscola, subdelegado del Gobierno… y otros tantos Vips.
Y junto a ellos, compañeros de los medios de comunicación a los que inicialmente se les dijo, que el ministro los atendería en el vestíbulo.
¡Que ya viene!
Los medios fueron citados en el andén, donde poco después se desplazaban también las autoridades.
En ese momento, una hilera de policías rodeo y se apostó frente a los estibadores, más policía que trabajadores del Puerto. “No os podéis mover de aquí”, y como dijo alguien: “no nos amenazaron, solo nos advirtieron”. No pudieron moverse.
Por fin se acercaba el tren ya por el fondo de la estación. Primera sorpresa, de lo de fotografiar el AVE cuando llegaba, y la bajada del ministro, nada. El tren se paró a un centenar de metros. Y en la distancia se bajó el ministro con las autoridades y periodistas que llegaban con él. Imagínese la escena, fotógrafos, cámaras corriendo por el túnel, para ver como el ministro avanzaba con todo su séquito.
Después llegó la segunda parte, la atención a los medios. Rodeado por los periodistas de Valencia y Castellón, en el andén, con el ruido de los trenes que llegaban y se iban, el ministro habló.
Era imposible escucharlo ya en segunda línea, y desde luego, lo que decía no llegaba ni a oídos de la alcaldesa de Castellón, Amparo Marco, ni a Javier Moliner, ni al resto de alcaldes y representantes.
Los de la cuerda del ministro aguantaron sonrientes, ¡El ministro había venido a verlos!. Los que no lo eran, mostraban caras serias. “Si me preguntáis que opino de la declaraciones del ministro, indicaba Amparo Marco, no podré contestaros, porque no puedo escuchar lo que dice”.
Sin datos del AVE y del Corredor Mediterráneo
Con un ruido de fondo infame, y en las perores circunstancias par los medios de comunicación, De la Serna habló de lo prioritario que era el Corredor Mediterráneo. Pero no pudo dar datos. De momento, el tren laboratorio, en que vino, realizará pruebas, al menos durante dos meses. Pero después, la línea tendrá que pasar por otros trámites administrativos y permisos, como el de la Agencia Estatal de Seguridad. Porque 'el tercer hilo' esa obra con el que se presumía que se ganaría tiempo en disponer de la llegada de la conexión por AVE con Madrid, y el Corredor Mediterráneo, incorpora una tecnología demasiado compleja como para andarse con prisas. De la Serna reiteró lo que ya dijeron sus antecesores, que el Corredor Mediterráneo es una prioridad para el Gobierno, con una inversión de 270 millones de euros, que se hubieran tenido que invertir de igual manera, porque había trazados que ya no soportaban ni la linea convencional. Lo único que anunció, y tampoco era una novedad, es que se tiene intención de duplicar el tráfico ferroviario cuando esta obra entre en servicio, con una oferta de 1.200 plazas que mejorarán las comunicaciones.
De la Serna ha confirmado que ya se ha nombrado a una persona como Coordinador del Corredor Mediterráneo. En lo que concierne al Corredor, indicó que el tramo de Tarragona podría finalizar en septiembre de 2018 y están intentando desbloquear el tramo más complejo que es el de Castellón y Vandellós. En lo que se refiere a los Cercanías, afirmó que es necesario llegar a un acuerdo para reforzar las circulaciones con la zona norte hacia Tarragona.
¿Qué iba a pasar después? ¿se reuniría el ministro con los estibadores? ¿se iría de nuevo en el tren?
Allí nadie sabía nada.Y no, el ministro no se fue en el tren.
Las instrucciones desde su equipo fue “abrirnos paso”. Porque Íñigo de la Serna y todo su séquito se dirigieron a la escalera, subieron al puente. El ministro ni miró hacia los estibadores, siguió avanzando por la otra escalera, subió al vestíbulo, salió a la calle, entró en un coche y se fue.
Fue como aquella película de ‘Bienvenido Mister Marshal’, porque como decía un conocido humorista: “Si hay que ir, se va… pero ir pa na…!
Y es que fue precisamente eso.
Ni hay fecha para el Ave, ni la hay para el Corredor Mediterráneo,y si es por conocer la ciudad, el ministro deberá volver para pisarla, porque, hoy por hoy, solo ha conocido el túnel de la Estación.
En el vestíbulo, los estibadores siguieron controlados por el cordón policial todavía un rato más, hasta que se fueron las autoridades.
El ministro ni los miró, ni se acerco, y ya procuró pasar muy de largo y a mucha distancia, una buena forma de negociar cuando no se escucha.
Y, lógicamente, los estibadores, no se cortaron con los periodistas. “lo que ha hecho hoy aquí con nosotros, es lo que lleva haciendo todo el tiempo. Dice que negocia y que nosotros no queremos, pero no es cierto”.
“Y fue peor en el Congreso, lo único que querían es que gritáramos para poder hacer la foto y decir que somos violentos… pero si no nos dejaron ni movernos. Hoy aquí nadie ha venido a decir que habláramos con él, y salvo el cordón policial, nos han ignorado completamente”.
