Cristina Miralles
El FIB 2013 se despide despejando los rumores de ser el último. No sólo su director, Vince Power, aseguró en la mañana de la última jornada su continuidad, sino que, tras el grandísimo sábado y el buen sabor de boca que dejaron el domingo Woodkid y The Killers, los fibers se van a su casa deseando soplar las velas de su vigésimo aniversario dentro de un año.
El primero de los destacados en el cierre del FIB 2013 fue Jake Bugg en el Maravillas. Pese a su juventud dio una buena lección de folk en directo a los asistentes. Pero la mayor sorpresa de la noche, y probablemente de todo el FIB, se vivió en el Trident de la mano de Woodkid, que sacó a los fibers de la resaca del sábado dirigiendo un espectáculo compuesto por instrumentos de percusión, viento, y dos teclados. El acompañamiento visual otorgaba, si cabe, mayor profundidad a su sonido. En su conjunto, sublime. Como artifice y director de orquesta, el francés afincado en Brooklyn logró no solo que el público al completo bailara, saltara y cantara, sino que lo despidiera vitoreando. Claramente emocionado, abandonaba el escenario prometiendo volver. Más claro aún quedaba el deseo de los fibers de que lo hiciera, y pronto.
Tras tan inmensa emoción no era de extrañar que los Black Rebel Motorcycle Club, que tocaban inmediatamente después en el Maravillas, pagaran el pato y resultaran sosos. Ni un buen directo, ni sus singles más conocidos les salvaron. En cambio, The Killers hicieron una entrada fortísima, comenzando nada menos que con Mr. Brightside y Spaceman, dos de sus hits mas sonados. Inmediatamente la euforia se apoderó del Maravillas, y no la abandonó hasta que los fuegos artificiales dieron fin a un concierto repleto de temazos que el público cantó y bailó hasta la extenuación.
