El alma de San José Obrero, en la década de los 80-90, militaba actualmente en Iniciativa Compromís y era miembro del Consell Social de la ciudad
Hay personajes que dejan huella, que no se conforman con casi nada, y que siempre están dispuestos para dar la batalla.
Vicent Grau ha sido, sin duda, uno de ellos. Su biografía oficial seguramente hablará de su participación en los movimientos vecinales, de su militancia actual en Iniciativa-Compromís, donde era miembro de su Ejecutiva Local, así como miembro del Consejo Social de la ciudad.
Pero permítame el lector una visión más cercana de aquel ‘viejo Rockero’ como lo denominó un político de Castellón, y de algunas de las vivencias personales que tuve oportunidad de conocer sobre Grau.
Un Vicent Grau que perteneció a los movimientos cristianos de la década de los 80, su colaboración con la Hermandad Obrera de Acción Católic (Hoac) de Castellón, y su paso por el barrio de San José Obrero de Castellón.
Vicent Grau era ya entonces un hombre de izquierdas, progresista por convicción en un Castellón que todavía tenía frente a sí una carretera Nacional 340 que atravesaba el casco urbano de Castellón. La denominaban ‘El faro de Europa’ que dividía Castellón en la zona oeste donde aquel vial generaba no pocos problemas y peligros a los vecinos del barrio de San José Obrero.
Y una ciudad que pedía desde hacía más de medio siglo el desvío o el enterramiento de la vía, que generaban un Castellón de primera y un Castellón de segunda.
Una ciudad que estrenaba democracia con los nuevos ayuntamientos y, donde poco, a poco resurgían los movimientos de las asociaciones vecinales a los que alentó el alcalde Daniel Gozalbo.
Vicent Grau, al frente de los vecinos de San José Obrero, en colaboración con el párroco de la parroquia contribuyó a la promoción de actividades para los más jóvenes. Entre éstas, un grupo de mayorettes y otro grupo de chavales con sus tabals. Todo muy de la época, donde las parroquias impulsaban actividades de ocio para el sector juvenil.
Fueron tiempos intensos. Los vecinos protestaban, pedían un Castellón sin las dos barreras arquitectónicas que tanto pesaban en el barrio. Y Grau pronto comenzó a ‘ordenar’ ese movimiento ciudadano que se manifestaba por la zona oeste de Castellón; donde también ponía el acento en el protagonismo y en el sentir de los vecinos. Las manifestaciones estaban encabezadas por las majorettes al ritmo de los tambores.
Seguramente ahora ya no llamarían la atención, pero entonces… ni había tantas manifestaciones ni lo hacían con tanto ruido.
Y así un día tras otro el movimiento vecinal convocaba actividades, ruedas de prensa, manifestaciones y mostraba sus reivindicaciones que Grau lideraba con el mayor de los aciertos.
No fue el único movimiento vecinal de la época… surgieron otros y muy potentes, en el barrio San Miguel, en el Grupo Rafalafena, en el Tronío, donde ahora se encuentra la Asociación Virgen de Lledó. Y la verdad es, que aquel alcalde que tanto valoró la reactivación de los vecinos no tuvo un minuto de reposo durante su mandato.
Castellón consiguió, no sin esfuerzo y después de una gran batalla política, que el Ministerio diera luz verde a una ‘encuesta’ entre la población para afrontar el desvío de la N-340. Porque el Ministerio cedía… pero con trampa, solo si se trazaba esta carretera por el este, por medio de la marjal… y Gozalbo estaba convencido de que si eran capaces de explicarlo como tocaba, los vecinos de Castellón apoyarían aquella carretera por el este del término municipal y sería capaz de contentar a los ciudadanos y al Ministerio…
Realizada la exposición y desarrollada la encuesta el resultado fue tajante: Los vecinos votaron un desvío de la N-340 por el oeste del término municipal.
También entre aquellos vecinos que se movilizaron estaba Vicent Grau, para quien la nueva carretera no podía afectar a las zonas verdes entre Castellón y el Grau.
El desvío de la N-340 salió adelante, como también el enterramiento de la vía por la antigua N-340, y hubo fiestas en el barrio para celebrar el contento de los vecinos de San José Obrero y la satisfacción del resto de la ciudad.

La trayectoria de Vicent Grau nunca paralizó sus ansias por ‘luchar’ por lo que él creía que sería un nuevo Castellón. Militante de izquierdas, también tenía intereses políticos, pero no consiguió que los partidos en los que militaba lo alzaran como candidato en puestos de salida en el Ayuntamiento.
Durante su última etapa política militó en Iniciativa- Compromís, de la que prácticamente fue fundador. Y, siempre en activo, también se unió al Grupo de la Recerca de la Memòria Democràtica; y publicó el libro: 'La batalla de Llevant, una victòria silenciada. Guerra i revolució a Castelló (1936-1939)', editado por Publicaciones de la UJI dentro de la colección ‘Historia y Memoria’.
No era un hombre conformista ni capaz de ceder cuando consideraba que llevaba razón en sus convencimientos.
En la actualidad formaba parte de la Ejecutiva Local de Compromís, y era miembro del Consell Social de la Ciudad.
El velatorio se ha realizado esta tarde y continuará durante la mañana del jueves en el Tanatorio de la Magdalena.
El ‘viejo Rockero’ ha iniciado su último viaje, pero ¡Cuidado! Allá donde esté, seguro que seguirá aportando en una revolución social que no escapará ni al cielo.
Con toda la admiración. Descanse en Paz.



















































