Los activistas, que han sido identificados por la Policía Local de Castellón, habían protagonizado ya otros actos de ‘acoso’
Esperanza Molina/ Castellón Información
Podría sonar a risa sino fuera porque tras lo sucedido hoy se esconden otras acciones de acoso y derribo que tienen muy poco que ver con la libertad de reivindicación y sí mucho contra la libertad de las personas.
El hecho se sucedía hoy hacia el mediodía, después del pleno del Ayuntamiento de Castelló.
Hoy, como muchos otros días, el Fadrí ha abierto sus puertas a las visitas de los ciudadanos que quieren conocer esta estructura emblemática de Castellón.
Y llegaron las visitas. Solo que esta vez, la intención no era admirar el interior de la torre, la antigua cárcel medieval, o la vivienda de los históricos campaneros.
Los visitantes accedieron a lo más alto del Fadri, donde se encuentran las campanas, y ni cortos ni perezosos colgaron una enorme pancarta, casi tan grande como la que se despliega en Magdalena en la Enfarolá.
No era un acto gratuito, ni una gracia festiva. Porque la pancarta mostraba la cara de un miembro de la Corporación, la misma persona a la que han estado acosando durante los dos últimos meses.
La Policía Local ha sido alertada y han subido a retirar la pancarta. Los agentes han incautado la pancarta y han identificado a cuatro personas. Dos de ellos habían subido a colgarla y los otros dos sacaban fotografías desde la calle.
