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martes, 16 de abril de 2024 | Última actualización: 17:46

En torno al sector cerámico

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Desde hace bastantes meses, el sector cerámico figura como titular más destacado en los principales medios escritos y digitales de la provincia, así como en las emisoras de radio, en la fachada de la Diputación Provincial y en el argumentario de los principales partidos políticos.

También, y desde hace mucho más tiempo por desgracia, el ciudadano que se fija en los periódicos de papel o digitales, que no son muchos, tiende a detenerse, en gran medida, en sus portadas. Son aún menos los que pasan a mirar el titular del artículo y bastantes pocos los que leen todo su texto.

Por eso, dada la importancia que para la economía castellonense y también para la autonómica y nacional tiene lo relacionado con el sector cerámico, la forma, la intensidad y lo ajustado del titular tienen una mayor relevancia. Y doy por descontado que un titular llamativo, impactante, puede significar que el cliente potencial lo compre, si es de papel, o lo lea y se suscriba si es digital.

Entiendo que es difícil sustraerse a un titular atractivo, aunque no sea totalmente cierto; y si es con pocas palabras, mejor. Y ahí es donde, en mi opinión, se están vertiendo afirmaciones dudosas en esos titulares que, por desgracia, insisto, son los que miran o se fija en ellos la mayor parte de los posibles lectores (si es que se les pueden llamar así).

Que el sector cerámico atraviesa una etapa compleja y delicada no es ningún descubrimiento. Pero es importante dejar claro desde el principio que esta, llamémosle crisis, viene por el lado de la oferta; o sea, del precio de una de sus materias primas, el gas (y también de la luz), que ha multiplicado por varios enteros, según el momento, respecto al año anterior.

La otra gran crisis, la de 2008 y siguientes, fue de demanda; la caída de ésta fue espectacular pero la mayor parte de las empresas cerámicas tuvieron la capacidad de cambiar rápidamente el destino de su producción y pasar de exportar la mitad a destinar al exterior las cuatro quintas partes; pero a costa de reducir la producción a algo más de mitad y de perder diez mil de sus veinticinco mil trabajadores.

Ahora, el momento es, repito, complejo y su incidencia depende de la estructura tecnológica, empresarial y de la plantilla de cada firma. Pero en las últimas semanas se han reproducido en primeras planas de diferentes medios titulares que pueden hacer pensar al que los mira que la situación es crítica. Y seguramente lo es para más de una empresa; y posiblemente en algunas en las que los fondos de inversión han hecho su aparición.

Pero los grandes titulares, además de llamar la atención del posible cliente, deben, en mi opinión, acercarse, digamos al 99,9% a la verdad. Así se ha dicho que más de once mil trabajadores del sector están en Ertes, que la exportación de cerámica va a menos o que está en caída libre, que se prevén unos mil millones de pérdidas, que hay que salvar al sector o que más de setenta y tres mil personas pueden verse afectadas por la debacle del sector.

Entiendo que para un periodista un titular atractivo y escueto es básico y, además, cada día ha de preparar uno para el artículo que le toque. Y comprendo que comprobar que lo que diga el titular es cierto al cien por cien también es complicado, aunque la información proceda, bien de la una asociación empresarial, de empresas, de sindicatos o de la propia administración.

Porque, al final, la verdad no es lo que dice ese titular: no son once mil trabajadores en Ertes sino once mil trabajadores cuyas empresas cerámicas han solicitado estar en un Erte; los que realmente lo están son algo más de una décima parte al 31 de diciembre.

Que las exportaciones van a menos o, peor, que están en caída libre, no cuadra con el hecho de que en los once primeros meses del 2022, últimas cifras publicadas, esas exportaciones hayan sido superiores a las de igual periodo de 2021 en un 24,5%.

Respecto a que se prevean unos mil millones de euros de pérdidas, tal vez sea más correcto decir que una parte pueden ser pérdidas y otra, seguramente mayor, de menores ingresos.

En fin, que hablar de que 73.000 personas, el papel o las redes son muy sufridas, pueden verse afectadas si el gobierno de turno no ayuda al sector es mucho decir; recuerden lo que ocurrió en la anterior crisis. Habría que decir aquello de que uno se acuerda de Santa Bárbara solo cuando truena. No sé cómo han llegado a esa cifra; tal vez porque se dice que uno de cada cuatro asalariados de la provincia, tiene relación con la cerámica. Y como hay en torno a 250.000 asalariados en la provincia, y añadiendo unos miles de otras provincias, sale esa cifra.

Solo puedo manifestar que llegar a una afirmación similar requiere un trabajo arduo y complejo del que solamente conozco un estudio realizado en 1983 por el Gabinete de Estudios Económicos de la Cámara de Comercio de Castelló titulado “Estudio sobre interrelaciones económicas del sector de azulejos, pavimentos y baldosas cerámicos” y referido al año económico de 1981 y a nivel español. Según ese estudio, “el número total de trabajadores interrelacionados es de 18.424 de los que 13.129 corresponden al sector azulejero y 5.295 a los sectores proveedores, una tercera parte de estos de fuera de la provincia”. El sector contó con un máximo de 25.000 trabajadores en 2008 y actualmente se sitúa en torno a los diecisiete mil.

 Cuando todo va bien es cuando hay que preocuparse de mejorar la tecnología, implementar departamentos de marketing, prestigiar el producto primando la cadena de valor, pensar en posibles inversiones en el exterior, mejorar el precio medio de venta al exterior, cohesionando el conjunto de empresas que constituyen el sector y creando un lobby que presione al gobierno de turno como, seguramente, hacen los italianos y no ceñirnos solo a decir que Italia les ayuda en el precio del gas y aquí, no.

Y sí, hay que salvar a la cerámica; la solución puntual pueden ser unos préstamos y/o ayudas a fondo perdido o la subvención de una parte del precio del gas (se discutirá, seguro, el montante acordado), mientras la idónea es pensar en lo dicho en el párrafo anterior. Hasta la fecha, por ejemplo, no ha habido ningún interés en crear una central de compras de gas o de tal o cual materia prima. Cadascú en sa casa i Déu en la de tots. Soy consciente de lo que debe estar pensando el trabajador incurso en un Erte o, lo que es peor, en un Expediente de regulación de empleo (ERE) con posibilidad de despido. La situación no es peor que la de 2008; de esta crisis bastantes empresas saldrán fortalecidas. Pero ¿serán empresas