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miércoles, 17 de abril de 2024 | Última actualización: 21:51

Los ecologistas se oponen a la canalización de la desembocadura del río Cervol

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Los ecologistas apuestas por deconstruir el litoral y dejarlo lo más natural posible

Juan José Benito//Castellón Información

La Asociación Protectora de la Naturaleza Levantina-Ecologistas en Acción (APNAL-EA) de Vinaròs alertan de las negativas consecuencias que puede acarrear la construcción de un espigón en la desembocadura del río Cervol.

En la desembocadura de este rio se está construyendo un espigón para paliar los procesos erosivos de los temporales y defender las construcciones situadas en primera línea de playa.

Los ecologistas explican que “este super espigón, de más de 100 metros de longitud, lleva proyectado desde 2009 y se propone como la gran solución para proteger el litoral, sin importar las consecuencias sobre el medio marino, las zonas hidráulicas y las zonas inundables”.

Desde APNAL-EA se recuerda que el río Cervol, “en los últimos 50 años, ha sufrido en su último tramo, desde la zona industrial de la antigua N-340 a su desembocadura, múltiples alteraciones y reducciones de sus zonas de dominio público hidráulico con el fin de descatalogar zonas inundables y desarrollar negativos planes de expansión urbanística en zonas peligrosas”.

Así, se recuerda que “se ha canalizado y adoquinado buena parte de su tramo final, se ha dragado y finalmente su desembocadura, aliviadero natural de toda su cuenca hidrográfica, se ha visto reducida a la mitad hasta 2019”.

También detalla el colectivo ecologistas que “su desembocadura, tras la ejecución de éste nuevo espigón litoral, será canalizada y reducida a un tercio de su dimensión natural, con el consiguiente aumento del peligro de inundaciones en su tramo final, que además es urbano”.

Asimismo, se explica desde APNAL-EA que “la cuenca hidrográfica del río Cervol es de 343 kilómetros cuadrados, lo que la convierte en una zona marcada por un alto riesgo de inundaciones dado el carácter torrencial de las precipitaciones que se dan en el ámbito mediterráneo, circunstancia reconocida por los propios organismos oficiales”.

Patricova

El Plan de Acción Territorial de Riesgos de Inundaciones en la Comunidad Valenciana (PATRICOVA) 2, “clasifica dicha zona como de Riesgo 1. Frecuencia menor de 25 años; calado > 0,8 m., es decir, en el máximo de su escala. Esta circunstancia hace que tanto su desembocadura como amplias zonas aledañas de todo el recorrido de este cauce, deberían estar libres de construcciones e infraestructuras, dada la peligrosidad de esta zona hidráulica”, se detalla desde APNAL-EA.

Además, los ecologistas apuntan que el espigón, en construcción en el margen izquierdo de la desembocadura del río, “provocará un dramático cambio de las corrientes litorales y zonas costeras expuestas tras los temporales, graves impactos a la biodiversidad marina, pérdida de la calidad de las aguas, aumento de los episodios de contaminación microbiológica, aumento de las irregularidades de los fondos marinos, y todo ello sin solucionar los problemas existentes, pues sólo interesa fomentar el urbanismo, crear nuevas playas artificiales para potenciar el turismo y retener las arenas aportadas artificialmente”.

Despropósito

APNAL-EA considera “un auténtico despropósito y temeridad continuar con estas políticas de destrucción del litoral y sus zonas hidráulicas. Los proyectos y obras de canalización de ríos, ramblas y barrancos, así como la construcción de espigones y regeneraciones litorales, obligarán al gasto de enormes cantidades de dinero público, con una grave sangría ambiental. No eliminarán el problema de las violentas avenidas, de su peligrosidad e inundabilidad ni de la regresión litoral, pues está provocada por un fenómeno global y natural llamado cambio climático y que ha sido acelerado por el propio ser humano en su forma, mayoritariamente equivocada, de entender el progreso”.

Para el colectivo ecologistas, tras los efectos del cambio climático, “no queda otra que deconstruir el litoral y dejarlo lo más natural posible; facilitemos que la naturaleza rehaga de forma natural nuestras playas; readaptemos nuestro urbanismo; deslindemos de forma real y previsible las zonas de dominio público; reubiquemos a todas las personas que viven en zonas de riesgo; creemos zonas hidráulicas vivas, forestadas y que actúen como refugios de biodiversidad, pulmones verdes y zonas de atenuación de las avenidas”.