Pedro Tejedo. Abogado.
Comenzamos un año, 2014, en el que el debate sobre Europa y la UE en particular va a estar de permanente actualidad en todo el continente. En efecto, este año tienen lugar una serie de acontecimientos y aniversarios que facilitarán ese necesario debate, a saber: las elecciones al Parlamento Europeo del próximo mes de mayo, los cien años desde el comienzo de la Gran Guerra, los setenta y cinco años del inicio de la II Guerra Mundial y los veinticinco años de la caída del muro de Berlín. Esperemos que España no sea una excepción y no se nos hurte este interesante debate y, en su lugar, se nos castigue con el agrio, malcarado y antipático combate amañado, más que debate, interno.
Por ello creo que es un buen año para leer libros sobre Europa. El primer libro que he leído es “Cartas a un euroescéptico”, editorial Marcial Pons, escrito al alimón por los catedráticos Francisco Sosa Wagner y Mercedes Fuertes. Hoy es un día especialmente pertinente para hablar de este libro por cuanto uno de sus coautores, Francisco Sosa Wagner, europarlamentario de UPyD, ha sido brillantemente elegido este pasado sábado como cabeza de lista a las elecciones europeas de mayo de 2014 tras ganar las primarias celebradas al efecto: Enhorabuena al ganador y también a UPyD por haber establecido en sus estatutos la necesidad de que los cabezas de listas en todas las elecciones sean elegidos mediante unas primarias a las que puede presentarse cualquier afiliado sin necesidad de avales.
Se trata de un breve libro, 90 páginas, en el que se recogen a lo largo de cinco cartas dirigidas a los lectores, algunas cuestiones sobre Europa que los autores consideran que deben ser de público conocimiento, todo ello con un estilo ameno, cercano y didáctico.
En esta reseña no puede pormenorizarse el tratamiento que se da a cada una de estas cuestiones pero nos limitaremos a apuntar las principales:
1º.- Los autores atacan a quienes afirman que existe un déficit democrático en el funcionamiento de la UE. Defienden que dicha afirmación se ha convertido en un lugar común que no responde a la realidad, y describen cada una de las instituciones de la UE para explicar su legitimidad democrática, pareja a la de las instituciones equivalentes de los Estados que la forman. Ello no obstante, reconoce que existe un importante margen de mejora y, a tal fin, proponen algunos cambios en sus instituciones de manera que se refuerce el poder de las instituciones propiamente europeas, Parlamento y Comisión, en detrimento del Consejo europeo.
2º.- Muestran preocupación por los nacionalismos existentes en Europa, tanto frente a los nacionalismos de los Estados-nación como frente a los nacionalismos de regiones que quieren segregarse de los Estados a los que pertenecen. En este sentido existe el peligro de que en torno al 20% de los eurodiputados del Parlamento que salga de las elecciones de este mes de mayo sean euroescépticos, cuando no totalmente contrarios a una UE fuerte. Una vez más cabe aquí recordar la frase de Françoise Mitterrand: “El nacionalismo es la guerra, Europa es la paz.”
3º.- Alertan, como se deduce del título, frente al euroescepticismo. La actual crisis económica ha servido de caldo de cultivo para atacar a una UE que ha sido utilizada por los gobiernos de los diferentes países como responsable de las políticas de recortes sociales (¿nos suena?) que llevan a cabo. Se olvidan esos gobernantes de recordar las grandes cantidades de ayudas prestadas por la UE, de que si muchos países europeos no han quebrado ha sido gracias a ésta y, por supuesto, cuando se atisban brotes verdes Europa no tiene nada que ver con ello, ahora sí que se debe al genio gobernante nacional.
4º.- La imposibilidad en un mundo globalizado de que un Estado pequeño o mediano pueda tener relevancia internacional y defenderse de los poderes económicos transnacionales. A este respecto, citan una frase de Hobsbawn: “el mundo más conveniente para los gigantes multinacionales es un mundo poblado por Estados enanos o sin ningún Estado”. Frente a los Estados-nación, la UE, una unidad política de quinientos millones de ciudadanos, tiene la fortaleza suficiente para mantener su relevancia internacional y defenderse de ataques de poderes económicos transnacionales.
5º.- En el ámbito español, los autores demuestran con cifras la gran ventaja que ha supuesto para España su pertenecía a la UE, así como el reflejo en nuestra rutina diaria de las decisiones que se toman en el seno de la UE.
6º.- Los autores no olvidan tampoco el acerbo cultural común de Europa y propugnan que éste sea difundido desde las escuelas a nuestros niños.
Concluyen los autores facilitando sus direcciones electrónicas a fin de que el lector que lo tenga a bien les haga llegar sus comentarios y reflexiones, de manera que se posibilita el intercambio de pareceres y un enriquecedor debate más allá de las cubiertas del libro.
Así pues, en este año europeo, estas Cartas a un euroescéptico constituyen un excelente aperitivo.
































