Pascual Montoliu. Ha sigut capellà, professor d'antropologia i teologia, i tècnic comercial.
Que Bolinaga sea ahora la víctima y Ortega Lara el verdugo es un mundo al revés e infame. Uno de los efectos perversos del terrorismo, además de su capital riesgo cuantificado en muertes y orfandades, estriba en los intereses de su deuda que consisten en esta subversión de los valores por las que un asesino se transforma en héroe al grito ancestral de la patria. Pero tal metamorfosis sólo es posible cuando el estado renuncia al derecho como principio de convivencia y delega su monopolio de la violencia en facciones chantajistas. Sólo al estado está reservado el dominio de la violencia, en casos de necesidad de defensa o de orden público, y siempre bajo el control democrático del parlamento y de las leyes.
Cuando el estado pacta con los terroristas se está dando carta de ciudadanía al atentado como instrumentos de lucha política. Así lo dio a entender Fernández Ordóñez, según se sabe ahora, el 14 de diciembre de 2005. Estaba el entonces secretario de Hacienda en negociaciones con CiU y al afirmar que no era posible un concierto con Cataluña como el vasco, le preguntó el diputado Quico Homs ‘por qué a los vascos sí’. Respuesta de MAFO. ‘Porque allí hay el problema de las pistolas.’ A lo que Homs replica: ‘¿me estás diciendo que la única salida que tenemos los catalanes son las armas?’ La tensión se mascó en el ambiente. Con tal lapsus linguae reconoció el gobernante que no era la Constitución sino la amenaza de las armas la que hacía privilegiados a los vascos dentro de nuestro sistema fiscal.
Por otra parte fue Zapatero, asistido por su escudero Rubalcaba, quien pactó el final de la lucha armada, que no de ETA, que sigue en duermevela y como amenaza subliminal en toda negociación política. Resulta paradójico que quien despertó la memoria histórica de aquel terrorista de estado de fue Franco no tenga ahora escrúpulos en enterrar la memoria reciente del terrorismo vasco. A esa amnesia selectiva de Alzheimer se llega porque se tiene miedo al terrorista vivo, pero no al muerto y enterrado en el Valle. Así de crudo, pero real como la vida misma.
La lucha armada es rentable fiscal y políticamente hablando. Estos pactos son la causa. ¿A esto le llaman estado de derecho?






























