Rafa Cerdá Torres. Abogado.
O No pero Sí, como usted prefiera. El resbaladizo escenario político catalán, emergido tras la celebración de las tan cacareadas ‘elecciones plebiscitarias’, supone en la práctica un verdadero rompecabezas, en el que cualquier análisis sobre la nueva situación, puede quedar obsoleto o inutilizado dada la incertidumbre generada. Si la política es la ciencia de lo imposible, muchos científicos se van a requerir para encauzar la ¿continuidad? del proceso soberanista.
SÍ, la victoria de la plataforma política liderada por Artur Mas y Oriol Junqueras (‘Junts pel Sí’) ha sido indiscutible. Los 62 escaños obtenidos, y el aval del 39,54% de los votos, más del doble en diputados y en sufragios respecto al segundo partido, Ciudadanos, convierte a la candidatura soberanista en la gran vencedora de la pasada jornada del 27 de septiembre.
SÍ, el gran empuje de la Candidatura de la Unidad Popular (C.U.P.), la coalición de izquierda radical (triplica de sobra su anterior representación, de 3 a 10), dota a las formaciones independentistas de un bloque mayoritario en el nuevo Parlamento: del total de 135 escaños, los partidarios de la ruptura con España reúnen a 71 diputados, superando en tres el umbral de la mayoría absoluta: 68 escaños.
SÍ, el independentismo ha ganado...pero...
NO de la forma esperada. El presidente Mas se ha quedado lejos del resultado que las encuestas auguraban, una mayoría casi absoluta. Y con la única formación política que respalda la independencia dentro del nuevo Parlamento, la C.U.P., sólo posee el nexo de unión del deseo de ruptura con el Estado. El resto de formulaciones programáticas son, a todas luces, antagónicas: nada les une, ni el modelo económico, ni la política social, ni la concepción de las relaciones exteriores,...
NO se ha conseguido una mayoría en el número de votos. El independentismo ha ganado en el cómputo de escaños (pero ha descendido si comparamos la mayoría del anterior Parlamento: CiU, Esquerra y la CUP sumaban 74 escaños, ahora tienen 72), aunque la suma de los votos del resto de opciones políticas (Ciudadanos, el Partido Socialista de Cataluña, el Partido Popular y la alianza Podemos-Iniciativa) conforma más del 52%, dato que ha movido a la propia CUP descartar una Declaración Unilateral de Independencia. No existe, por tanto, un proyecto mínimamente cohesionado entre las fuerzas independentistas, capaz de afrontar la ingente tarea de gestionar un proceso político que claramente bloqueado. Y de la tarea de gobernar ni hablamos,...la independencia será muy interesante pero el país debe seguir funcionando.
¿Soluciones posibles?... tantas como interlocutores: ya se hablan de unas nuevas elecciones en febrero, mientras se escuchan verdaderas tonterías como la creación de una Presidencia de la Generalitat ‘coral’ amén de todas las ambigüedades del mundo. Nadie sabe a ciencia cierta que va a pasar, al tiempo que Mas junto a dos integrantes de su Gobierno, han sido imputados por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña, por desobedecer la resolución del Tribunal Constitucional que impedía la celebración de la Consulta el 9 de noviembre del pasado año. La ley es para todos, incluso para aquellos que se jactan de ignorarla.
De todas las declaraciones, reflexiones y demás sesudas opiniones vertidas desde el pasado domingo 27 de septiembre, me quedo con un tweet que por su simplicidad, es capaz de sintetizarlo todo: ‘Cuando se te queda la bola del futbolín en medio, que ninguno pueda darle bien. Lo de Cataluña es un poco así’... Genial.
































