Noticias Castellón
lunes, 13 de mayo de 2024 | Última actualización: 19:51

Adif y Fuenteovejuna

Tiempo de Lectura: 2 minutos, 36 segundos

Noticias Relacionadas

Pascual Montoliu. Ha sigut capellà, professor d'antropologia i teologia, i tècnic comercial.

En la obra de Lope de Vega el juez que investiga el asesinato perpetrado por el pueblo de aquel Comendador, tirano y mujeriego, hay un momento sublime al final del tercer acto, donde pregunta el juez:

 “¿Quién mató al Comendador?

 -Fuenteovejuna, señor.

 ¿Y quién es Fuenteovejuna?

 -Todos a una, señor.”

El juez que lleva el caso del accidente de Santiago, además de imputar al maquinista por temeridad, imputa también a Adif por negligencia en los mecanismos de seguridad. Como al parecer el juez desconoce quién es quién en Adif, pide a la compañía que le facilite la identidad del responsable de seguridad, que al parecer no existe, a la vista de sus evasivas y de los listados de gente implicada en salvaguardar la integridad tanto de viajeros como de convoyes. Los listados son tan “exhaustivos” que casi figuran todos los empleados.

Esto es como en Fuenteovejuna, pero al revés. Son ahora los dirigentes y autoridades quienes se escudan en el anonimato, no el pueblo. Esta respuesta cínica de Adif es una constatación más de la casa de putas en que se ha convertido todo aquello que tiene relación con el estado, que más parece una casa de putas sin amo. Hasta las ministras del PSOE decían que el dinero público no es de nadie. Aquí nadie sabe ya dónde está ni quién es quién.

El PSOE, que ha conseguido reabrir el caso del metro de Valencia, se apresuró a pactar con el PP a no llevar a la escena política el accidente de Santiago. Elena Valenciano conoce la chapuza de Pepiño Blanco de vendernos como Ave lo que sólo era un periquito. Y Ana Pastor, ministra del ramo, se prestó al pacto bajo el síndrome de no volver a sufrir el acoso-escrache del Prestige.

Lo que ni una ni otra podrán evitar es que sean los tribunales quienes destapen las vergüenzas de tantas mentiras de propaganda sobre el mito del Ave, que llevó al insensato Blanco  a la osadía temeraria de querer deslumbrar con nuestra tecnología al mismo secretario de Transportes de Obama en un bochornoso viaje de Madrid a Zaragoza, en mayo de 2009. Es de suponer que no le explicaría la triquiñuela de cómo transformar la alta velocidad en sólo velocidad alta, mediante el truco de escamotear en los sistemas de seguridad, que es lo que ahora queda en evidencia. Si en los juzgados de Valencia está en entredicho la gestión del PP en el metro, en Santiago es la gestión del PSOE en Adif y en la construcción de un AVE que no era AVE lo que va a ser objeto de las pesquisas del juez. No vale refugiarse en el anonimato de Fuenteovejuna. No nos vale el todos a una, señor, pues existen responsables del accidente con nombres y apellidos, más allá del maquinista. En Valencia y en Santiago.