Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
Voy a dividir el contenido de este tema, en varias columnas que les iré presentando semanalmente cada viernes, hasta completarlo, a fin de poder entrar en aquellos detalles que merezcan ser analizados.
Es un axioma indiscutible que los países (como las personas) que no aprenden de los acontecimientos vividos en su pasado para poder enmendar sus errores, están condenados a repetirlos.
Y por lo que les iré comentando en estas columnas, parecer ser que España ni ha querido ni quiere aprender.
Y por eso me voy a referir exclusivamente a acontecimientos trascendentales sucedidos en los últimos cien años de nuestra Historia, analizando los motivos que indujeron a esas situaciones, las soluciones que se encontraron en cada momento y las consecuencias que acarrearon.
Llegada de la Dictadura de Primo de Rivera (1923)
En una España en la que el binomio partidista liberal-conservador, se alternaba en el poder como ahora lo hacen socialistas y populares, los fracasos se iban encadenando y de todos esos fracasos los únicos beneficiarios eran los componentes de una clase política que incluso tenía más calidad dialéctica que la actual, y por eso engañaban alternativamente a una ciudadanía menos preparada que la de ahora, pero no a quienes ya disponían de una lucidez política evidente, y por eso fueron esos españoles, como Ortega y Gasset y otros muchos, los que empezaron a expresar su descontento por lo que ellos empezaron llamando “el fracaso de la vieja política”, que era tanto como insistir en que quienes les gobernaban, ni sabían, ni podían ni quizás tampoco querían solucionar los evidentes problemas que aquejaban a aquella sociedad.
Y fue precisamente por eso, por lo que el 13 de Septiembre de 1923 el General Primo de Rivera, Capitán General de Cataluña se sublevo contra el Gobierno democráticamente elegido, y poco después y desoyendo los consejos del Gobierno depuesto, el Rey Alfonso XIII (abuelo de Juan Carlos I) le nombró Presidente del Gobierno, esperando que una vez normalizada la situación se restaurara el Orden Constitucional.
Se creó un Gobierno Militar con ocho generales y un contra almirante, se suspendió la Constitución, se disolvieron los Ayuntamientos, se prohibieron los Partidos Políticos y se declaró el Estado de Guerra, siendo el primer caso de “Dictadura con Rey” de la Historia de España.
La causa como ya he explicado fue el fracaso de un bipartidismo egoísta y obsoleto, mas interesado en desprestigiar a sus adversarios, que a solucionar los problemas de sus conciudadanos y en unos tiempos en los que ser Presidente del Gobierno, era una profesión de más riesgo que ser matador de toros, como se demostró con asesinato de Eduardo Dato en 1921.
¿Les suena de algo esta música?
La consecuencia, entre otras muchas bastantes positivas en el aspecto económico y de orden de publico, fue que durante los 6 años de la Dictadura de Primo de Rivera y el año aproximado de la “Dictablanda” del General Berenguer que trató de restaurar la Constitución del 1876 y apenas unos meses del Gobierno del Almirante Juan Bautista Aznar, España estuvo gobernada por militares.
Se llevaron a cabo las elecciones municipales del 12 de Abril de 1931 (curiosa coincidencia con la fecha de la edición de esta columna con apenas 83 años de pausa entre ellas) y una vez comprobado que las candidaturas de una izquierda que seguía soñando con las excelencias republicanas, habían ganado en 41 de las cincuenta capitales de provincia, y sin esperar el recuento del voto rural, se dedicaron a proclamar la República desde los balcones de los Ayuntamientos donde habían ganado ellos las elecciones, ignorando que de hecho habían perdido las elecciones ya que en el ámbito rural seguía siendo mayoría muy importante el voto monárquico.
Sin dar tiempo al recuento general de votos, para determinar definitivamente el resultado, ese mismo día, el Comité Revolucionario, se convirtió en el Primer Gobierno Provisional de la Segunda Republica y el Rey Alfonso XIII abandonó el país para evitar una guerra fratricida, o por comodidad y seguridad personal, que eso nunca llegaremos a saberlo a ciencia cierta.
Así fue como llegó a España una Segunda República, después de haber perdido unas elecciones Municipales, en las que para nada se cuestionaba la forma de Estado, y que sin embargo los republicanos no dudaron en aprovechar el caos y la indecisión de unos conservadores monárquicos, que también se vieron abandonados por su Rey.
No creo que sea la manera mas adecuada para llegar al poder, aprovechando el “río revuelto”, pero lo que les detallo son datos históricos, que deberían de servirnos ahora para prevenirnos de posibles situaciones similares a fin de no repetir errores.
Si ha de llegar la República, me parece estupendo que llegue, pero por cauces democráticos correctos, y siempre que así lo decidan la mayoría de los españoles, dentro de los cauces legales marcados, y no por revueltas callejeras mas o menos justificadas, y de todo eso deben de tomar buena nota nuestros políticos actuales, para evitar errores ya cometidos en el pasado.
El viernes próximo, les comentaré el segundo episodio, sus causas y sus efectos y las conclusiones pertinentes.





























