Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
Monedero desenterró el 20/2/15 su hacha de guerra personal, atacando a lo que el llama ‘El Régimen del 78’ (que es el Estado Democrático Español nacido en 1978) justamente al mismo tiempo, que en Venezuela, Maduro y el Régimen Bolivariano que tanto ponderan y valoran los líderes de Podemos, encarcelaba a Antonio Lesmes, el alcalde de Caracas acusándole de “subversión contra la Nación”.
Es decir, que mientras a un presunto delincuente como él, se le permite decir toda la sarta de mentiras que dice para defenderse de su fraudulenta declaración de casi medio millón de euros recibidos del Régimen Bolivariano y llamar ‘Régimen del 78’ a un Estado Democrático acuñado en 1978, que le ha permitido todo tipo de libertades e incluso una dosis de ‘libertinaje impropio’ en uso de esas libertades, en ‘su paraíso’ (Venezuela) al que tanto rendimiento económico le ha sacado él (con sus informes de corta y pega o de pacotilla, que nunca ha hecho públicos para justificar sus ingresos) estaban encarcelando a un alcalde elegido democráticamente por los ciudadanos de su capital a quien privaban de libertad por el delito de denunciar reiteradamente todas las anomalías llevadas a cabo a diario por Maduro y sus secuaces, que entraron en las oficinas municipales de una forma vergonzosa.
¿Cuántos meses hace que estarían encarcelados en España todos los jerifaltes de PODEMOS, si en la democracia española se midiera a los opositores al Gobierno con la misma vara de medir que se hace en la Republica Bananera Bolivariana?
Por higiene democrática y por simple sentido de la ética y de la moral, deberían Iglesias, Errejón, Monedero y sus satélites, medir sus palabras y valorar las libertades de las que disponen en España y denunciar los usos y abusos excesivos que se llevan a cabo en esa nación que ellos han ayudado a arruinar con sus informes (si es que han existido) y con su apoyo incondicional, a cambio de un dinero manchado de la falta de libertades e incluso de la sangre de muchos demócratas venezolanos que por el simple hecho de denunciar las corrupciones de sus gobernantes son encarcelados y en el peor de los casos asesinados impunemente, en unos crímenes de Estado que quedan en la más absoluta impunidad, mientras los de PODEMOS miran hacia otra parte y ponen la mano para recibir suculentas sumas de dinero, al servicio de quienes encarcelan y asesinan impunemente.
Si se les aplicaran a ellos en España los mismos criterios ‘democráticos’ que se aplican en Venezuela a los contrincantes políticos del poder establecido, ni podrían estar representados en el Parlamento Europeo, ni presentarse a las elecciones municipales, autonómicas y estatales que tendrán lugar este año, ni siquiera utilizar los medios de difusión públicos como los utilizan y utilizarán ellos, y mucho menos los privados que les han servido de cajas de resonancia, ya que según sus propias teorías no existirían, y si existieran allí ya se habrían encargado de silenciarlos y hacerlo desaparecer como así lo han hecho con todos los que no se sometían a sus dictados.
No estaría de más que valoraran lo que tienen, porque cuando atacan las libertades que tenemos aquí, y no denuncian lo que sucede en Venezuela uno acaba convenciéndose de que si ellos llegaran al Poder aquí, actuarían exactamente igual que lo hacen allí.
Y mientras el número tres del escalafón asumía el papel de ‘poli malo’ el día 20, apenas setenta y dos horas más tarde Pablo Iglesias era entrevistado en Tele 5 por Pedro Piqueras.
No podía yo creer el cambio radical en sus actitudes y posicionamientos respecto a las que había tenido hasta entonces.
Una monjita ursulina, me hubiera parecido una militante radical antisistema, al lado de este caballero, que se había hartado de insultar a lo que él había venido denominando como “casta”, y me percaté de que ya se había incorporado a la misma con todas sus consecuencias.
No llegaba a comprender, como tendía manos a diestra y siniestra ofreciéndose a pactar con todos quienes quisieran, excepción hecha del PP, que naturalmente es su bestia negra, porque sabe muy bien que de ese abrevadero de votos tiene muy poco que rascar.
Cuando el presentador le preguntó sobre su encuentro secreto con Zapatero y Bono, reconoció que había aprendido mucho de ellos, y le había resultado muy enriquecedor ese encuentro, que a mi me pareció desde el principio un certero torpedo lanzado a la línea de flotación del PSOE de Pedro Sánchez ya que se ignoró y descalificó al recién llegado Secretario General del PSOE, tanto por parte de PODEMOS, como lo que es mucho mas lamentable y vergonzoso de dos miembros destacadísimos de esa ‘Casta Socialista’ que nos llevó a la ruina durante su última legislatura.
Si Iglesias había ido a aprender como solucionar los problemas de España, con los consejos de Zapatero y Bono, que Dios nos pille confesados.
Al menos, si que le inyectaron una dosis de cinismo extraordinaria, para presentarse públicamente y recoger velas frente a sus actitudes anteriores.
Pero si a la incompetencia manifiesta de Zapatero para gobernar y a los modos neocapitalistas de un Bono enriquecido a la sombra del socialismo, les añadimos el populismo irracional y demagógico del movimiento bolivariano predicado por PODEMOS, la resultante de tantas facetas nefastas en un mismo proyecto político, solo puede llevarnos al caos.
Ni me fiaba de Zapatero, (el enterrador de una España próspera), ni de Bono (un pegote capitalista en el erial socialista), ni mucho menos de un movimiento que tiene como referencia al Movimiento Bolivariano Venezolano que ha hundido en la miseria al país mas rico de Sudamérica, convirtiéndolo en una Dictadura irracional.
PODEMOS ha acertado en el diagnóstico, pero la medicina que quiere aplicar al enfermo, acabará matándolo en vez de curarlo.
Por lo tanto, mal que nos pese, tenemos que tratar de regenerar lo que ellos llaman el
Régimen del 78 desde dentro con la incorporación de nuevos movimientos ciudadanos, sensatos y con las manos limpias, que obliguen a lavárselas a todos los que se las ensuciaron, y a devolver todo lo robado o malversado.
































