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lunes, 22 de diciembre de 2025 | Última actualización: 09:41

Indignidad de los presuntos dignos

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Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.

O por lo menos de quienes se han ‘manifestado por la dignidad’.

Y por supuesto de los organizadores de dichas manifestaciones.

¿Cómo pueden exigir dignidad a nadie con sus comportamientos tan alejados de la misma?

Vistas las imágenes que nos han ofrecido todos los canales televisivos, uno llegaba a pensar que España, es algo así como el ‘mundo al revés’.

Los salvajes manifestantes atacan a la Policía, la golpean con todo tipo de palos y piedras, les quitan los cascos protectores que exhiben como trofeos a los agentes del orden y una vez en el suelo le patalean y agreden con saña.

Dejaron a más de sesenta policías magullados, heridos o mal heridos, algunos con menos dientes y sobre todo humillados y enfadados con sus superiores, ya que empezando a verse en apuros reclamaron la presencia de más compañeros, y se quedaron esperándoles en vano.

Pero para analizar cada una de las situaciones y  llegar a conclusiones, yo empezaría por exigirles ahora a los convocantes de estas manifestaciones las debidas responsabilidades.

Estaba convencido de que en la actualidad, los convocantes de todo tipo de expresiones multitudinarias autorizadas, eran los que debían de controlar a los asistentes y sus conductas, y se hacían responsables de cualquier incidente que se presentara  en las mismas y de cuantos daños se ocasionaran.

¿Quién convocó a estos salvajes para acabar agrediendo a las fuerzas del orden?

Visto lo visto, y ante el silencio cómplice de todo el arco parlamentario de izquierdas y de sus correas de transmisión, los sindicatos mayoritarios, uno no puede evitar sospechar que aprueban esas conductas intolerables, o incluso las patrocinan abierta o subrepticiamente.

Y si por una parte me parecen de una indignante indignidad esas conductas, encuentro no menos criticable, que los responsables de nuestras fuerzas policiales, envíen a la gente que teóricamente debía de controlar y supervisar esos acontecimientos previsiblemente violentos, sin dotarles de los medios (en calidad y cantidad necesarios) para reprimirlos en caso de necesidad.

Y mas vergonzoso aún que después de solicitarles más medios humanos y antidisturbios en momentos de dificultad, los policías  que los solicitaron fueran desatendidos, como he visto y oído en diferentes medios televisivos.

Pueden imaginar ustedes, con que moral van a prestar sus servicios en acontecimientos similares en el futuro esos policías, que han acabado por ser victimas de los organizadores de las manifestaciones, que no supieron o no quisieron controlar a los salvajes descontrolados, de los políticos de izquierdas que no han sabido salir a condenar a los agresores e incluso de sus responsables y superiores que tampoco les prestaron la debida ayuda cuando la requirieron.

Lamentablemente esa es la España que tenemos, en la que sólo tienen ‘derechos humanos’ esos animales disfrazados de humanoides, con la connivencia y apoyo de quienes les han llevado a la miseria y desesperación, y la insensibilidad y tolerancia de quienes tienen la obligación de defender los auténticos derechos humanos de los españoles de bien, incluidos por supuesto los de los componentes de las fuerzas del orden, que en este caso han sido víctimas innecesarias de esos tres grupos de irresponsables.