Miguel Prim Tomás. Ex Parlamentario Nacional.
La ‘cuestión territorial’ era otro de los apartados de los análisis que comentamos en los pasados artículos de opinión. Cuando la crisis dio la cara, recuerdo que en una charla de café, comentaba con unas amistades que nos habíamos hecho nada la administración mastodóntica conformada por cuatro entes: la Central, la Autonómica, la Provincial y la Municipal. Y todo en momentos de vacas flacas, que fue la cara más fea de la crisis, nos hacia comentar los enormes gastos que sobre todo nos producían esos 17 gobiernos autonómicos, que entre otras muchas cosas negativas, duplicaban ó triplicaban las competencias.
Alguien explico no hace poco en un medio de ámbito nacional escrito que en 1977 había 700.000 funcionarios y hoy hay 3.200.000. En otro medio, se exponía y criticaba las más de 4.000 empresas públicas, fundaciones, etc., o el despilfarro que suponían tener sedes regionales en el exterior, entre otras muchas cosas.
Y como dato que hace pensar, leíamos que un insigne ex político, padre de la actual Constitución Española, decía: “El Estado de las Autonomías está agotado". Tanta rotundidad en la frase nos hace pensar, a muchos ciudadanos de a pié, que los principales partidos, como el PSOE o el PP, se unieron, en aquel espíritu de la Transición, para el logro de esa Carta Magna que hoy tenemos, pero que no se planteen una serie de reformas de la Constitución como problema de Estado, y expongan sus ideas de cómo abaratar y evitar vicios y despilfarros de la actual situación de multiplicidad de administraciones.
Tanto el Centro-Derecha como el Centro-Izquierda deben de abordarlo, creo yo con urgencia y como problema acuciante del Estado.
Por poner algún ejemplo. No se puede seguir haciendo banderías del Plan Hidrológico Nacional en relación a los transvases, como el del Ebro. Debe darse prioridad a los temas de Estado que beneficien y nunca deben de perjudicar. O el de reducir costes, como alguien dijo para las grandes competencias como Sanidad, Educación y Justicia, que devolviéndolas al Estado saldríamos ganando, sobre todo el ciudadano de a pié, que es el que está pagando con más gravedad los problemas de la crisis.
Ya sé que éste es un tema polémico. ¿Cómo reducir ó reformar nuestras administraciones? ¿El Estado de las Autonomías debe de reformarse? ¿Cómo? Dejemos la puerta abierta. Creo que a todos nos interesa el tema y aportar, por supuesto, nuestras valiosas opiniones.
































