Luis Andrés Cisneros.
No hace falta descubrir al gran humorista Forges (aunque para estar al día del lenguaje que impera hoy en día, había que decir ‘super humorista’, esclavitud de las modas).
A modo de homenaje, citaré el texto de una viñeta muy aguda sobre el problema que contamina España de cabo a rabo. Le dice un individuo a otro: “Es mucho más lo que nos une que los que nos separan” y el otro responde “pues a ver si nos enteramos todos”.
Bueno, pues en los tiempos actuales, el dogma de fe que guía los pasos de todos los gobernantes, es concretamente, todo lo contrario. Sólo se potencia y se pontifica cualquier hecho diferencial, y si es antagónico mejor, con respecto a España, que encarna, para las sesudas mentes dirigentes el origen de todos los males que acechan a nuestros ciudadanos.
Ejemplos hay muchos, y variados, pero vamos a centrarnos en los que se dan en nuestra provincia principalmente.
Vaya, como primera premisa, que el idioma español está siendo eliminado, de manera decidida de todas las comunicaciones de ayuntamientos como los de Villarreal y Castellón, entre otros. No deja de ser el paso previo a la ilegalización del mismo.
Pero para que eso se diera, hace falta estar exento de cobardía (según la RAE, “sin valor ni espíritu para afrontar situaciones peligrosas o arriesgadas”), y claro, si de votos hablamos, la falta de valor se hace evidente.
Recientemente una de las apuestas ‘estrella’ del Ayuntamiento de Castellón, ha sido la creación de ‘parejas lingüísticas’ entre los ediles de la Corporación Municipal, con el fin de defender el uso del valenciano, ante el ninguneo y ataque que sufre el idioma local, por parte del ‘invasor’ español.
No cabe ninguna duda que el concejal, señor García, en un alarde de inventiva desaforada, y ante el nulo uso del valenciano, sobre todo en la administración y en la escuela, se ha visto en la obligación de desenvainar la espada de la defensa de las causas más minoritarias de nuestra ciudad.
Se entiende que, desde su postura ideológica, pretenda eliminar el idioma de sus antepasados de la faz de la tierra, pero que, por ejemplo, los concejales de Ciudadanos que, desde su fundación se convirtió en el defensor a ultranza, en Cataluña, el español, renieguen de sus principios para echarse en los brazos de los catalanistas, sólo tiene una explicación: ‘Cuando pisas moqueta, qué difícil es volver a pisar sobre cemento’.
Está claro, el objetivo es fomentar lo que nos diferencia y esconder todo lo que nos une, el primer paso para conseguir la incorporación, sin condiciones a la República Catalana.
Mientras tanto, ¿Dónde está la igualdad de los habitantes de Castellón? ¿Para qué sirve la tan cacareada Concejalía de Igualdad? ¿Qué entienden por Transparencia? ¿Pueden los niños estudiar en español en las escuelas? ¿Interesa más el conocimiento del catalán y/o valenciano que lo que se enseña? ¿Hablar español es perjudicial para la salud?
Creo que los gobernantes han llegado a una conclusión democrática y solidaria. Es más conveniente erradicar el español que salvaguardar los intereses de los profesionales cualificados del Hospital Provincial.
Y, como axioma indeleble: Es más conveniente, para sus intereses, defender lo que nos separa y esconder lo que nos une. Así nos va y así nos irá en el futuro. Gracias a Dios somos más los que vemos las cosas que nos unen a os que se apuntan al carro de lo que nos separa. Todo sea por vivir bien de la mamandurria a costa del contribuyente.
Permítanme acabar con un deseo: ¡¡Viva España!!
