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viernes, 5 de diciembre de 2025 | Última actualización: 22:44

Penalti y a la prórroga

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Juanjo Pérez Macián. Concejal del Grupo Popular del Ayuntamiento de Castellón.

Comenzamos un año prorrogado, con el presupuesto de la ciudad de Castellón sin entrar en vigor, ya que el bipartito no ha llegado a tiempo de ponerlo en marcha para el 1 de enero por discrepancias con Castelló en Moviment-Podemos. Era necesaria una negociación con los círculos de Podemos, que son los que deciden verdaderamente el destino de nuestra ciudad, mientras los castellonenses asisten resignados a un espectáculo aritmético, que es en lo que se ha convertido la política municipal. Sumas y restas de votos para sacar adelante unas votaciones hipotecadas a veces y envenenadas otras. Negociaciones en los despachos, habitualmente alejadas de las necesidades ciudadanas.

Esas negociaciones, en las que Podemos tiene secuestrado a un bipartito municipal débil y frágil, que no representa ni de lejos lo que salió de las urnas en mayo, dificultan la labor de gobierno y ponen en la cuerda floja las decisiones que nos afectan a  todos, como es el caso de la bajada de impuestos que, por discrepancias entre los socios de investidura (Podemos, Compromís y PSOE), no vio la luz.

Ahora vivimos de nuevo esa falta de acierto, ya que el presupuesto municipal para 2016 no ha podido entrar en vigor el 1 de enero por retrasos en las negociaciones. Y las consecuencias son evidentes: los proveedores no cobrarán a tiempo porque las partidas que sustentan sus ingresos no verán la luz en el tiempo establecido, y también los servicios ciudadanos se resienten de tal retraso, ya que los contratos municipales que permiten tales servicios no han entrado en vigor desde el primer día del año.

De momento, para que el lector no tenga duda, la ciudad subsiste con el presupuesto del año anterior, ya que el nuevo gobierno ha sido incapaz de poner en marcha uno nuevo. Un nuevo presupuesto elaborado, por cierto, de espaldas a la ciudadanía. Se ha dejado de lado al Consejo Social de la Ciudad, que en las ciudades españoles de gran población, como es el caso de Castellón, aglutina a los agentes económicos, sociales, vecinales, académicos y públicos de la ciudad para guiar la acción económica de Castellón, es decir, el presupuesto anual. Ni ha sido constituido ese nuevo consejo ni mucho menos convocado, ni ha podido, por tanto, verter sus criterios y recomendaciones como ha hecho en años anteriores.

Sin participación ni transparencia, pero también sin puntualidad ni vocación de servicio: así ha nacido el presupuesto municipal de la ciudad. Un procedimiento, cuanto menos, irregular y unas formas, como mínimo, alejadas de lo aceptable, tal y como reconoció, con la boca pequeña, el propio bipartito municipal.