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lunes, 13 de mayo de 2024 | Última actualización: 22:26

Tecnología de bolsillo para mejorar la eficiencia empresarial

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Juan Teodoro Vidal. Químico.

Una empresa de éxito ha de tener un buen producto o servicio que ofrecer a sus clientes, unos trabajadores eficientes empezando por sus directivos, unas cuentas saneadas, no perder de vista que todo negocio es temporal y que ha de ganar dinero en su periodo de vida, suficiente para pagar la capitalización inicial de la empresa, sus gastos generales de mantenimiento, los sueldos de sus empleados, los suministros, los impuestos y aún así disponer de un remanente, llamado beneficio, con el que pagar a sus propietarios, que han puesto el dinero que hizo posible que la empresa funcionara.

El modo por el que se ha de gestionar ha de tener en cuenta que se han de procurar cumplir a la vez varios objetivos, como son: aumentar al máximo el beneficio y maximizar el rendimiento del capital y la liquidez, lo que es equivalente a aumentar la facturación disminuyendo simultáneamente el inventario y los gastos de operación (Cf. “La Meta”, Goldratt, E. M. & Cox, J.,  Ed. Taular, Madrid, 1986). Esto, que parece de sentido común, no se aplica siempre. Algún punto falla. Generalmente las empresas crecen en torno a su producto más característico. La organización se va adaptando a las necesidades, muchas ocasiones acaba siendo sobredimensionada. Cuantas veces la ampliación del negocio ha supuesto el fin de una empresa floreciente...

El mercado se encarga de regular los sueldos y en cierto modo la productividad de los empleados y de los suministros. Pero también con gran frecuencia las empresas tienen en puestos clave personas que se han acomodado y no actualizan sus modos de trabajo o simplemente ignoran lo que puede hacer por ellos las nuevas tecnologías, en particular los actuales móviles o tabletas, que son casi palabras sinónimas.

Primero fue la agenda electrónica de la que, hace ahora 20 años, Palm era el objeto de deseo de cualquier ejecutivo, a pesar de que simplemente era capaz de mantener una base de datos de contactos y un calendario de eventos. Luego vinieron los llamados ordenadores de bolsillo, más conocidos como PDA, en los que algún modelo era capaz de incorporar un módulo telefónico, de forma que la lista de contactos se podía usar desde el mismo equipo. Con la aparición de los teléfonos inteligentes, ahora todos tenemos suficiente tecnología en nuestro bolsillo, habiéndose popularizado y divulgado, con muchísimas más prestaciones, lo que empezó como un distintivo para la élite de los directivos.

Hay una serie de programas, muchos gratuitos, que permiten ser usados por cualquiera para mejorar su eficiencia y en consecuencia la eficiencia empresarial. Desde calendarios y aplicaciones de anotaciones que se sincronizan con el ordenador y, una vez hecha una anotación, ya no hay que re-escribirla en ningún otro sistema, hasta muy completos programas de gestión de tareas tipo Getting Things Done (o GTD), o diagramas de Gantt, que permiten no dejar nunca nada por hacer y a tiempo. De nuevo, bendita tecnología. Ayuda a ganar dinero.