Juan José Pérez Macián. Concejal delegado del Área de Gobierno de Hacienda, Modernización y Administración Municipal del Ayuntamiento de Castellón.
“Hace un ffffrío...y está lloviendo otra vez. Sí, llegó la primavera pero hace un tiempo de invierno queeee...” Esta original conversación que mantuve yo en la tarde de ayer sábado dentro del ascensor con mi anciana vecina del séptimo se produjo -estoy seguro- en numerosos encuentros ascensoriles de nuestra ciudad en el día de ayer. Es el recurso cuando no se sabe muy bien de qué hablar en esos escasos segundos, como mucho un minuto, que hay que compartir en ese espacio cerrado y pequeño que es el ascensor de casa. Pero además, con la que está cayendo, apetece hablar de eso: del tiempo. Y no entrar en mayores temas, ¿verdad?.
Parados, desempleados y más parados y más desempleados. Desahuciados hundidos en su drama. Empresas en quiebra. Plataformas agresivas. Coacciones e intimidaciones. Adas Colaus. Piquetes violentos. Imputaciones judiciales. Urdangarines, Infantas. Recursos fiscales. Eres. Políticos andaluces en prisión. Contabilidades bes. Bárcenas y Bardems. Pujoles y Orioles. Noos. Querellas. Sindicalistas con dobles tabiques millonarios. Déficits. Pretensiones independentistas. Abertzales creciditos. Bancos a la deriva. Economía sumergida y sin IVA. Antisistemas en su salsa. Sí, definitivamente, es mejor hablar del tiempo.
Es cierto, hace mucho frío. Y no solo por las bajas temperaturas impropias ya de esta primavera entrada en abril. En esta España nuestra hace mucho frío. Un frío que da miedo. Un frío que hiela. Que asusta. Un frío que comenzó hace muchos años, allá por cuando un inepto gobierno dirigido por un inepto sujeto hoy desaparecido cual espectro que nunca debió haberse encarnado en lo que fue, nos trajo estos hielos de los que hoy tratamos de emerger en busca del calor necesario para sobrevivir. Pero entonces nadie se quejó. Entonces ninguna plataforma ni piquete se formó. Entonces ningún socialista fue acosado en su domicilio junto a su familia. Entonces...hacía ya mucho, mucho frío.
Hoy el tiempo en España es agitación, tensión, crispación. Recuerden que el sujeto aquel de entonces, espectro hoy, necesitaba tensión para ganar su segunda elección. Así lo reconoció ante un micrófono que traicionó su confidencia a un periodista. Lo sabía bien porque la primera la ganó con la mayor de las tensiones que un país ha soportado jamás: la de los atentados del11-M. Ahora esa misma izquierda y la que está aún más a su izquierda, necesitan más tensión y agitación que nunca. La necesitan porque el Partido Popular gobierna España, en la ruina en que aquellos la dejaron, con la más amplia mayoría absoluta de la historia de nuestra democracia. Porque saben que las medidas que se han adoptado, por dolorosas e impopulares que sean, son las necesarias e imprescindibles para corregir los desmanes que ellos propiciaron y de los que son responsables. Porque saben que si de esta salimos -que saldremos- con un gobierno del Partido Popular, la izquierda no gobernará en generaciones.
Las izquierdas necesitan ese río revuelto en que han convertido a España, para pescar en ella el triunfo que no obtuvieron en las urnas hace menos de año y medio. Tienen que desalojar del poder a la derecha “como sea”, expresión muy usada también por aquel sujeto hoy espectro, ¿recuerdan?. Se preguntan cómo es posible que esos impostores de derechas se puedan creer con derecho a gobernar España por simplemente haber ganado unas elecciones con mayoría absoluta. ¡Abrase visto tamaño atrevimiento estos del PP!.
Cuando España necesita serenidad, templanza, sentido común y de la responsabilidad, esas izquierdas propician, crean y alientan todo lo contrario: crispación y agitación. Ellas necesitan eso.
