José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
En el año 2007 la factoría de Hollywood produjo una vez más un éxito rotundo, basado en la literatura épica griega que narraba de un modo fantástico la batalla de las termópilas, en la que un reducido número de espartanos, conocido pueblo guerrero, austero, sencillo, y cuya sociedad se asienta sobre valores como la honradez y la solidaridad consiguió vencer a un numerosísimo ejército persa.
Algo parecido en esta casi precampaña electoral ha pretendido conseguir nuestro President, no sabemos si a iniciativa propia o con la inefable ayuda de su todopoderosa Vice con el acto quasi podemita de reunir a doscientos cuarenta y cinco alcaldes de nuestras tierras reclamando una financiación justa.
No voy a repetir lo injusto, incoherente de la financiación que sufrimos los valencianos desde hace muchísimos años, granero natural de votos del PP, y que a diferencia de lo conseguido por los andaluces con el PSOE, aquí nunca reivindicaron el reconocimiento en esa financiación de una población flotante de inmigrantes de todo tipo que suponía hace años más de un millón de residentes en nuestras tierras.
Lo cierto es que los actuales gobernantes han vendido a bombo y platillo desde su llegada al poder que eso se iba a solucionar ya, pues no cabe pensar que incluyeran más de 1.300 millones de euros de ingresos más para este año por una modificación en el sistema de financiación.
Como políticos han tratado de hacer valer sus votos en un posible gobierno de coalición ‘de progreso’, siendo obvio cuál era su precio. Parece que los tiros no van a ir por ahí y cual espartanos han decido en plena precampaña electoral reunir a un número grupo de corregidores que han de vencer a Montoro ‘el persa malo’.
La diferencia esencial con los espartanos, es que ellos creían en lo que propugnaban y además actuaban basados en estos principios en el día a día cotidiano. Sin poner en tela de juicio los grandes números de nuestra financiación hay además un pequeño detalle que intencionadamente se obvia y se oculta, el de gestionar adecuadamente y con criterio en aquellas Consellerías que suponen el grueso de su gasto.
Por una parte en Educación Marzá se limita a ir en contra de la concertada, que es mucho más barata que la pública, y mantiene líneas abiertas con poquísimos alumnos con tal de tener contentos a sus sindicatos, olvidándose que cada alumno nos cuesta más de seis mil euros al año a los valencianos.
Mónica Oltra y Ximo Puig no han derogado el copago de los discapacitados en Residencias y sin embargo se les llena la boca de solidaridad con los foráneos (que aquí no se discute conceptualmente), pues vende mejor.
A fecha de hoy los centros de discapacitados no han cobrado ni un euro correspondiente al año 2016 ni tampoco los colegios concertados, a los que se pretende eliminar, por motivos políticos y con asfixia económica. Eso sí todos callados, no vayan a señalarnos y nos pongan en la lista negra. ¿Poca vergüenza política?
































