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sábado, 20 de diciembre de 2025 | Última actualización: 00:24

Jóvenes diplomáticos

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Revisando días atrás las miles de fotografías acumuladas a lo largo de mi vida familiar y profesional, tropecé con la que les muestro que me inspiró la siguiente historia de amistad.

El escenario es la conocida tasca Casa Paco situada en el Madrid antiguo no lejos del Ministerio de Asuntos Exteriores y por tanto frecuentada por muchos diplomáticos españoles y extranjeros. El tiempo era mediado de los años setenta. Los cuatro comensales íbamos a degustar el plato estrella del lugar, el churrasco de cebón que el camarero nos servía en platos ardientes en que acababa de asarse el manjar.

Éramos jóvenes profesionales con las carreras recién comenzadas y con toda la vida y las ilusiones por delante. España se encontraba también estrenando democracia y transición. Los cuatro diplomáticos desde nuestros nuevos puestos estábamos deseosos de conocernos mejor.

jorge fuentes con diplomáticos

Quien esto escribe (en la foto a la derecha en segundo término) acaba de ingresar en la profesión después de un par de años en la Escuela Diplomática, pero había alcanzado ya un puesto de responsabilidad al frente de la llamada Europa del Este que cubría todos los países del Pacto de Varsovia desde Polonia hasta Bulgaria, incluida la Unión Soviética. Mi tarjeta de visita recogía tras mi nombre el cargo de Jefe de Europa Oriental, lo que llevó a uno de mis mejores amigos, el polaco Daniel Rotfeld, a decir con sorna "Caramba, yo creí que el Jefe de Europa Oriental era Breznev!".

John R. Thomas (en la foto a la izquierda en primer plano), era el Consejero de la Embajada de Estados Unidos en España. Él y su mujer fueron grandes amigos de Cristina y míos. Juntos compartimos no pocas veladas y excursiones en España y en EEUU. Pasado el tiempo nos reencontramos en Washington DC cuando yo era Embajador Adjunto en su país y él había ascendido a Vice Ministro para la lucha anti droga, un puesto de gran relevancia en la administración de Bush padre.

A mi izquierda se encontraba el joven Consejero de la Agencia Marítima del Mar Negro, Igor Ivanov. Hay que recordar que por entonces España y la URSS no teníamos relaciones diplomáticas plenas y se había creado la ficción de abrir aquella agencia comercial en que había destacados varios diplomáticos que se ocuparían de ir preparando el escenario de lo que sería la futura Embajada Soviética. Pasado el tiempo, Igor Ivanov llegó a ser Embajador de Rusia en Madrid y más tarde, Ministro de Asuntos Exteriores de su país en la época del primer mandato de Putin. Le reencontré en San Petersburgo en una cumbre de países bálticos de la que les hablare en otra ocasión.

Justo frente a mí se encontraba sentado Jose Luis Blanco Briones, un colega algo más antiguo que yo en la profesión, Príncipe consorte de Bagration y herederos, él y su mujer, de la corona de Georgia. Los amigos conocíamos a Jose Luis con el sobrenombre de El Príncipe Blanco. Pasado el tiempo los Príncipes se divorciaron y Jose Luis contrajo nuevas nupcias con una Cousteau sobrina carnal del gran oceanógrafo. Desgraciadamente Blanco fue asesinado vilmente años después cuando se encontraba como Embajador en Harare. En la profesión no todo son rosas.

Les he comentado una foto sacada al azar de mi escritorio, como hubiera podido hacerlo con cualquier otra. Los amigos habrían sido distintos, las historias diversas pero quien esto escribe habría sido el mismo: su amigo Jorge Fuentes, varias veces Embajador, nombrado por socialistas y populares, jubilado a medias, viajero impenitente pero asentado en largas temporadas en el plácido Benicàssim.