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sábado, 20 de diciembre de 2025 | Última actualización: 00:24

El prescindible

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Pocos días antes de que, a partir del 31 de agosto se celebraran los frustrados plenos de investidura del presidente Rajoy, tuvo lugar una breve reunión de éste con Sánchez que el secretario general del PSOE calificó de "prescindible".
En su breve andadura política, que espero tenga un recorrido futuro aún más corto, Sánchez ha cometido muchos errores pero pocos del calibre de calificar de "prescindible" un encuentro en que se hubiera podido resolver la gobernabilidad de España. Intentaré, pese a todo, comprender la conducta de Sánchez y de quienes, en su entorno, inspiran su postura.

Desde que Zapatero salió del gobierno tras una derrota épica y dejando al país al borde de la quiebra, el PSOE  está atravesando uno de sus momentos más difíciles en que está en juego no solo su papel de formación de gobierno, sino también lo que es más grave su liderazgo de la izquierda y de la oposición.

La transformación del bipolarismo por el multipartidismo ha afectado mucho más a la izquierda que a la derecha. Baste para ello comparar los 85 escaños del PSOE y los 71 de UP con los 137 del PP y los 32 de C,s. Mientras que en la izquierda hay prácticamente un empate técnico, en la derecha el PP más que cuadruplica los escaños de C,s.

Esa diferencia explica casi todo. Explica el radicalismo de Sánchez que intenta evitar por todos los medios que se le escapen más votos en favor de UP de ahí que el socialismo se haya desplazado hacia la izquierda y de ahí también su convicción de que una alianza con el PP, en forma de gran coalición, como se está produciendo en la mayor parte de los países europeos, podría conllevar su caída en beneficio del tándem Iglesias-Garzón, lo cual sería no solo letal para su partido sino también para España que se vería arrastrada por los catastróficos planes de los populistas.

Hasta ahí los cálculos de Sánchez y sus acólitos pueden ser comprendidos. También se entendería el temor de que una abstención el pasado día 31 hubiera sido utilizada por UP como un pacto con la derecha  y le hubiera debilitado ante el votante que se podía alejar de ellos y desplazarse a la izquierda.

Lo que ya resulta difícil de comprender y Sánchez no lo acaba de aclarar es, con tantos temores, cómo piensa evitar unas terceras elecciones en que, aparte de los males que conllevaría para España, arriesgarían que el votante le castigara, la distancia con el PP se acrecentara e incluso se produjera el temido ‘sorpasso’.

Sánchez se enfrenta a varios males:

-O intentar una investidura formando lo que Rubalcaba calificó de "gobierno Frankenstein", en que se amalgamaría con UP y los independentistas, destrozando España.

-O facilitar el gobierno del PP absteniéndose en una eventual segunda oportunidad de investidura de Rajoy, lo que probablemente debilitaría a su partido pero salvando al país.

-O ir a nuevas elecciones lo que sería lo más arriesgado para el PSOE aunque no tan grave para España como la primera opción.

El PP ha ganado las elecciones por una mayoría que en el nuevo panorama político español va a tener que ser suficiente. Ha conseguido alianzas para alcanzar 170 escaños. Con tales cifras, en el pasado los partidos han gobernado a golpe de pactos y alianzas. No me cabe duda que si el PSOE hubiera conseguido vencer y rozar la mayoría absoluta, el PP le hubiera permitido formar gobierno.

Esperemos que el sistema funciones y que aun in extremis, el Rey de una segunda oportunidad -esta vez exitosa- a Rajoy y que no se la dé, por el contrario a Pedro Sánchez, ‘el prescindible’, que ya sabemos cómo la utilizaría.