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domingo, 21 de diciembre de 2025 | Última actualización: 21:27

El 21-D

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Al aplicar el 155 en Cataluña, el Gobierno de España hizo algunas cosas correctamente, en especial fue bueno desactivar el Parlament  y llevar a los tribunales al ‘Govern’ y a la Mesa. No fue baladí. Como tampoco lo fue recordar a todos que la justicia existe, que en política no todo vale y que las autonomías deben atenerse a las reglas del juego constitucional y democrático.

Otras cosas fueron mal hechas por el Gobierno. Fue precipitado y prematuro convocar las elecciones con tan solo dos meses de plazo pensando que en esos 55 días podrían enderezar una situación que venía viciada desde años.

Es probable que Rajoy fuera consciente de ello y hubiera preferido posponer los comicios en varios meses pero el deseo de no prolongar el estado de excepción del 155 y probablemente la presión del PSOE y de Ciudadanos, le hicieron aceptar las tempranas elecciones.

Estos dos partidos estaban convencidos de que en esa consulta podrían obtener buenos resultados y estaban impacientes por ir a las urnas. Ciudadanos acertó; el PSOE erró. Y el PP pagó las consecuencias con una derrota estrepitosa.

No fue sorprendente lo que ocurrió el 21-D. Se veía venir que las elecciones no iban a resolver el mar de fondo que anida en Cataluña donde ni la fuga de empresas, ni la ruptura social ni el progresivo empobrecimiento de la región parece inmutar a los secesionistas fanatizados que, por añadidura, lobotomizados por unos medios informativos machacones, han llegado a convencerse de que los problemas de Cataluña no son más que argucias de Madrid para quebrar la voluntad de los catalanes.

Ese fue el segundo gran error de Rajoy: pensar que una campaña electoral podría ser limpia con unos medios informativos adoctrinando día y noche al pueblo. Vencer unas elecciones contra los dictados de la prensa es casi imposible. Y sin embargo Trump lo logro e Inés Arrimadas, también.

La victoria de Ciudadanos es muy meritoria ya que ha logrado atraer 1.1 millones de votos, más del 25% del censo. Pero sin quitarle una pizca de mérito, su victoria va a ser pírrica ya que los pobres resultados del PSOE y del PP no suman para alcanzar una mayoría suficiente. Ni siquiera contando con los 8 escaños de Podemos ya que los de JxCat, de ERC y los 4 de CUP rebasan los 68 necesarios.

La victoria de las fuerzas independentistas es preocupante. El ‘seny’ catalán parece haberse esfumado. O no creen en lo que está pasando y seguirá ocurriendo en la región o es que les importa todo un bledo.

Decía el famoso filosofo Blaise Pascal que "El corazón tiene razones que la razón ignora". Y en esas están los secesionistas. Podrán irse al paro, podrán ver caer su PIB en un 20%, podrán verse aislados por décadas. Todo parece darle igual a esos dos millones de votantes. Están decididos a seguir con el Procés abierto por Mas en 2012 cuando aparecieron los chanchullos del 3%. Nada importa; separarse de España es lo fundamental.

Entramos en una nueva etapa muy problemática. El tablero está en una situación muy parecido al de hace unos meses y ello a pesar de todo lo ocurrido en ellos. Al estado español se le acercan días aciagos. Puigdemont ha quedado sorprendentemente, segundo en la carrera.

Al votante le han convencido más sus arengas desde el exilio que los lamentos de Junqueras desde chirona. ¿Va a ser capaz el sistema de llevar al fugado ante los tribunales cuando se decida a volver a España? No hacerlo sería letal para el Estado que mostraría sus vergüenzas renunciando al 155 y a la Constitución.

Son muchos los perdedores del 21-D. Por un lado ERC que, con una pobre suplente al frente, Marta Rovira, no ha sabido explotar el ‘capital’ del victimismo carcelario.

Perdedor es Podemos cuyos 8 escaños han pasado a la irrelevancia de no valer para nada, aunque bien es cierto que de esta forma se evitan tener que significarse entre los constitucionalistas y los independentistas con lo que podrán seguir navegando en el mar de la indefinición.

Perdedor también la CUP que ha visto caer casi todos sus escaños aunque los cuatro miserables que mantienen sean decisivos para completar el bloque independentista.

Pero sin duda el mayor perdedor ha sido el PP no solo por su desplome en votos y escaños sino porque la victoria rotunda de Ciudadanos tiene inevitablemente -aunque Rajoy lo niegue- una lectura nacional.

Sigo creyendo que el Presidente del Gobierno es uno de los políticos más serios y fiables de España y no seré yo quien pida ni su cese ni el adelanto de elecciones. Estoy convencido de que ninguna de ambas cosas va a ocurrir, aunque Sánchez y Rovira se van a poner duros en Madrid después de los resultados en Cataluña.

A Rajoy le está tocando enfrentar una de las etapas más difíciles de nuestra reciente Historia. Los meses y años que se acercan serán turbulentos y, es bien sabido, en medio de la tormenta con conviene cambiar la tripulación.

Pese a todo, Feliz Navidad para todos ustedes y ojalá 2018 nos sea próspero y tranquilo.