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domingo, 21 de diciembre de 2025 | Última actualización: 21:27

60 años del centro histórico de Castellón y su comercio

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Federico Arnau. Comerciante jubilado.

El comercio de Castellón visto desde mi perspectiva, desde 1955.

El centro comercial de la ciudad se aglutinaba en su mayor parte desde la plaza de la Independencia hasta la calle Mayor esquina con Santa María, en el tramo hasta la plaza de la Paz  y pasando por la Puerta del Sol hasta la Avd. Rey D. Jaime, tramo hasta Correos.

Dentro de este cuadro, estrictamente comercial, se encontraban establecimientos prestigiosos como el Gato Negro, Casa Alfreda, El Metro, El Siglo XX, Traver, Dols, La Saldadora, Nebot, Reverter, Armengot, Monfort, Arcusa , Llombart o tiendas de un nivel más alto como Galas o Marisa, así como las modistas con taller propio y tienda, como Angelita Barberá, Delfina Purón o La Carregui… había muchos más… pero no me es posible citar a todos aquellos que ya no están.

Todos estos establecimientos, en una época en la que Castellón estaría sobre los 70.000 habitantes, formaban el centro comercial más importante de la ciudad, porque  fuera del centro había otras tiendas, casi todas pequeñas tiendas o paqueterías de barrio,  excepto algunas de relevancia como  La Verdad y Adelín.

Eran tiempos en los que la circulación no estaba prohibida en el centro histórico de la ciudad, incluso se podía aparcar en la misma Plaza Mayor, junto a los vehículos de carga y descarga del Mercado Central. Tiempos en los que el centro, cuando se cerraban las tiendas a las 7 o 7.30 de la tarde, no se quedaba desierto, porque había otros puntos de atracción.  La actividad continuaba con los cines del Romea, en la calle En medio; Saboya, en la puerta del Sol; así como el Rialto, Capitol y Rex, en la calle General Aranda, hoy Asensi; y sobre ellos, el Teatro Principal, con sus revistas de Colsada

Pero Castellón creció. El primer alcalde de la democracia, Antonio Tirado, del Partido Socialista, reformó a ciudad y creó plazas, unas más acertadas que otras.  Se consolidaba el desarrollo de la ciudad, más allá  del ‘ensanche’ que en los últimos años de la Dictadura se había proyectado y urbanizado; el polígono de Rafalafena, como punto de crecimiento urbano de la ciudad. Y con todos estos avances llegó el turno del alcalde Daniel Gozalbo, también del Partido Socialista. Castellón seguía creciendo, y en los barrios se creaban nuevos núcleos de comercios denominados ‘de barrio’, pero el centro seguía siendo el centro, con sus peculiaridades  y ofertas de algunos artículos o ciertas calidades que no se ofrecían en los barrios.

Gozalbo, entre sus proyectos más prometedores, realizó una exposición en la Plaza Mayor  denominada ‘Castelló del Futur’. Y entre las apuestas que salieron de aquella convocatoria, estaba la conexión entre el Grau a la Uji con un medio de transporte en vía reservada que cruzaba el Parque Ribalta y la calle Colon por el subsuelo, tipo metro. Hubo otras propuestas… pero perdió las elecciones y las ganó José Luis Gimeno, del Partido Popular; partido que ha gobernado Castellón hasta las últimas elecciones con Gimeno, Alberto Fabra y Alfonso Bataller.

Durante todos los años en los que ha gobernado el PP, Castellón hizo un gran cambio en todos los sentidos. Pasó de ser un pueblo grande a transformarse en una capital mediana, con accesos, avenidas y bulevares de gran ciudad. Y esto no se puede negar porque a la vista está.

Comercialmente, tanto Castellón como otras ciudades de su tamaño y grandes pueblos evolucionan según las demandas de la sociedad. Como, generalmente, los centros antiguos de la ciudades tienen calles estrechas o muy estrechas, obligaron a plantear planes de movilidad diferentes para racionalizar el incremento de tráfico y de peatones,  para no someter a los comerciantes y a la gente que circula por dichas calles a un estresante caos de atascos continuos.

Pero esos planes de movilidad modificaban completamente la estructura de la ciudad y su incidencia en los comercios de siempre. El Ayuntamiento, con su concejala Marisa Ribes, responsable de Comercio, y el par de asociaciones de comerciantes que habían nacido para poder hacer campañas conjuntas de dinamización, buscaban  soluciones a la progresiva peatonalización de calles. De repente, salvo los autorizados, ningún vehículo podía acceder ya al núcleo del casco histórico.

Se hicieron unos viajes a Estrasburgo, para inspeccionar los centros  de esas ciudades, y ver si se podían aplicar a Castellón, y visitar, sobre todo, la ciudad de  Vitoria Gasteiz por su centro peatonalizado en la parte baja del casco antiguo. Porque los estudios apuntaban a que el futuro comercial de los centros históricos de las ciudades y su desarrollo reflejaban que los cambios traían consecuencias, de la misma manera que hace 20 años ya se advertía que el pequeño comercio tradicional desaparecería por las cadenas de franquicias.

En una ciudad, sus comercios son el alma, y cuando llega la crisis esa alma se marchita. Como pasó con la  crisis de los 90 en que desaparecieron algunos comercios, incluso el buque insignia de Castellón entre 1974 a 1992: el  Centro Comercial Lemon. Casi dos décadas después se vendió a Inditex. Simago pasó a ser Pryca, hoy Carrefur; y durante todos estos años unos cerraban y otros abrían; y calles como la de Alloza, que apenas tenía comercio, se llenó de diferentes firmas, mientras en la calle Enmedio desaparecían los tradicionales para ser absorbidos por las grandes cadenas.

Después de la última crisis hemos visto como infinidad de bajos comerciales están vacíos. Algunos, por no poder seguir pagando los elevados alquileres que pedían los dueños del local. Locales que poco a poco se vuelven a ocupar para ofrecer ahora un centro comercial abierto muy digno, con una oferta y una facilidad por su concentración que algunas ciudades quisieran tener.

Pero como decía en mi anterior opinión, el comercio no está unido. Y no está unido, porque las diferentes asociaciones no se aclaran. Lo lógico es que hubieran menos asociaciones pero más unidas, que ofrecieran a los asociados otros servicios, no solo  pedir subvenciones al Ayuntamiento o la Diputación para sus campañas. El centro, ya de por sí, ofrece una seña de identidad diferente. Estar allí  es un privilegiado. Primero, porque el que se instala allí es porque puede pagar los elevados alquileres de la zona;  y si los paga, es porque hay negocio. Además, cualquier acto festivo se realiza en el centro; la gente puede andar a sus anchas (salvo que lo atropelle una bicicleta), es agradable, cómodo y no hay ningún otro centro comercial, llámese Salera o como se llame, que ofrezca la variedad que ofrecen los establecimientos del centro de Castellón.

Sin embargo, hay quejas en torno a los accesos y a las campañas. Ahora está la posibilidad de poder aparcar más que antes por la cantidad de plazas de zona azul que se han habilitado, a cinco minutos del centro, aparte de los párquines, accesibles como siempre, no hay problema para acceder cuando sabes cómo ir e indicaciones hay mogollón y más fácil que en la propia Valencia.

¿Qué deberían de exigir las asociaciones?

A mi modo de entender que los autocares que tenían su parada frente a la Cruz de los Caídos, y que ahora lo hacen en el Hospital Provincial y la Estación de Autobuses, que den la vuelta y bajen a los usuarios en la Farola y luego que continúen a la Estación de Autobuses, porque para subir ya pueden coger el Tram.

Igual que los tiques de aparcamiento, los comerciantes deberían de negociar otros similares para poder usar el Tram, y exigir que el proyecto que Alfonso Bataller tenía de hacer un parquin en la zona de la estación, se haga, de forma que los que usan su coche puedan aparcar fácilmente y desplazarse al centro con el Tram.

Llamar la atención a ciertos comercios, porque la atención al público no es demasiado agradable. Hay tiendas de un cierto nivel en las que cuando entras, según cómo vas te miran por encima del hombro o ni siquiera te dicen “buenas tardes, ¿en qué puedo ayudarle?”. Así le ha ido a alguna de ellas.

Los que hoy están al frente de un comercio, muchos de ellos lo siguen pasando mal. Pero los  del centro tienen un plus, porque quizás no se hayan dado cuenta, con respecto a otras ciudades, lo que tienen; y por suerte Castellón ha crecido de una forma que no solo en el centro histórico hay núcleos comerciales importantes, también proliferan otros como  en el barrio del Cremor, La avenida Valencia, Doctor Marañón etc.

¡Ojala se pudiese recuperar el Rex y el Rialto! no solo por el cine, sino porque disponen de un escenario digno y mejor que muchos teatros para que algún empresario, sobre todo en el Rex, ya que el Rialto es difícil por estar una perfumería, poder explotarlo dando a esa parte un aire nuevo y lleno de vida cuando cierran los comercios.