Enrique Domínguez. Economista.
Uno ya no sabe qué pensar. Las inversiones en infraestructuras que la provincia de Castellón necesita que se plasmen y, sobre todo, se lleven a cabo, en los presupuestos generales del Estado, o no figuran (la conversión en autovía de la N-232), o aparecen pero sin dotación presupuestaria (la vía férrea Sagunto-Zaragoza) o están pero con una mínima cantidad y sólo para estudio (como es el caso del corredor del Mediterráneo entre Castellón de la Plana y Vandellós).
Y cuando esas inversiones se han plasmado por fin en proyectos aprobados, se aprecia una racanería que linda con la escasa utilidad de las mismas. Como ejemplo, la alta velocidad (a la que siguen mal llamando AVE) entre Valencia y Castellón de la Plana que se está instalando solamente en una de las dos vías; la pregunta es si sólo habrá alta velocidad en una dirección o si, lógicamente, deberá pasar toda (dirección Valencia y dirección Castellón de la Plana) por la misma vía.
Otro ejemplo de proyectos consensuados y aprobados pero de utilidad discutible es el acceso al puerto de Castellón, con una única vía de entrada y salida de las mercancías por aquello de la escasez de recursos.
Y del corredor del Mediterráneo entre Castellón de la Plana y Vandellós, por fin se dice algo en los presupuestos para 2016, aunque con la intención de instalar el ancho internacional únicamente en una de las dos vías.
¿Todo esto se hace así por escasez de recursos, para tapar la boca a quienes hablan de que no se tiene en cuenta a la provincia o, más bien, por falta de visión económica, por miopía política o porque sí?
La infrafinanciación histórica de la Comunidad Valenciana es otra reclamación hacia el Gobierno Central y que sólo consigue buenas palabras pero, de forment ni un grà. Esta infrafinanciación está claramente analizada por el Consell pero se aplaza al año que viene su discusión. ¿Ayudarán las urnas a solucionar este problema?
Y el ninguneo más reciente en mi modesta opinión es el de Renfe. Es conocido que las obras de la alta velocidad han motivado la reducción del número de trenes entre Castellón de la Plana y Valencia; una nota del gabinete de prensa de Renfe del 23 de julio pasado así lo señala para el periodo entre el 1º de Agosto y el 6 de septiembre de 2015; también dice esa nota que “se verán afectados los servicios Alvia que unen Madrid con Vinaroz” (para ellos todavía es con z).
El día 2 de septiembre de 2015 saca otra nota de prensa en la que “se programa la circulación de 34 servicios de cercanías en la línea C-6 entre Valencia y Castellón desde el 7 de septiembre hasta la finalización de las obras el próximo mes de diciembre”. También hace referencia la nota a los trenes de Media Distancia. Hasta aquí, todo bien.
Pero si usted quiere ir a Madrid, o a León como quería ir yo, el 7 de septiembre y entra desde el día 3 de septiembre en la web de Renfe, verá que el tren Alvia directo a las 7,17 horas desde Castellón de la Plana ha desaparecido. Sin embargo, hasta el día 2, la web le decía que había servicio pero si usted quería reservar el billete en esa misma web o por teléfono, o adquirirlo en la estación, le decían que ese tren estaba bloqueado. Quien por obligación, lo mío era por devoción, tiene que desplazarse a Madrid, podrá hacerlo en ese tren suprimido pero yendo a Valencia (o en otro desde Castellón de la Plana pero con transbordo en Valencia una hora más tarde); tendrá que levantarse una hora antes, desplazarse en un cercanías y esperar que éste tenga una circulación sin sobresaltos.
Lo que me mosquea, y soy un lego en materia ferroviaria, es que se suprima ese tren directo desde Castellón, según parece, por las obras de la alta velocidad y que en las mismas horas estén pasando un tren de cercanías o de media distancia por las vías. Si a esto unimos la buena campaña turística de julio y agosto, el aumento de turistas que usan el tren, ese tren para desplazarse hasta o desde Vinaròs sin transbordos, y las perspectivas para septiembre, no se entiende; ¿escasa rentabilidad? Ninguneo para mí. ¿Ustedes qué opinan?
