David de Miguel. Diputado autonómico de Ciudadanos por la provincia de Castellón.
Durante mi intervención en el debate de Presupuestos en Les Corts el pasado mes de diciembre, recriminé a los grupos que sustentan el Consell, la falta de diálogo de la que habían hecho gala durante la tramitación de las enmiendas, y el rodillo que habían aplicado rechazando la práctica totalidad de las enmiendas que presentamos los grupos en la oposición.
Pueden imaginarse la grave ofensa que supuso para el tripartito el acusarlo de copiar los métodos de las mayorías absolutas del PP, dados los abucheos y la bronca generada en las filas de la izquierda. Pero mal que les pese, así es.
Porque si de algo peca la izquierda en este país -en España, me refiero, no confundamos con lo que ellos consideran su ‘País’- es de una nula capacidad de autocrítica aderezada con una superioridad moral, que les hace sentirse los únicos depositarios de la pureza democrática y de los valores más elevados. Y así les va o, peor, así nos va.
Y es que es de sobra conocido que nadie -léase nuestro grupo parlamentario de Ciudadanos- pueda siquiera intentar defender el diálogo y el consenso, los derechos sociales y medioambientales o la igualdad y el respeto a la diversidad, si previamente no ha obtenido el carnet oficial de progresista de izquierdas. Carnet otorgado por cualquiera de estos partidos que presumen precisamente de lo que más carecen.
Nadie más que ellos se preocupan por la defensa de lo social y de unos servicios públicos de calidad, como demuestra el hecho de que con el actual Consell, el de rescatar personas, se ha vuelto a incrementar el número de barracones, las esperas en las urgencias de los hospitales y el atasco en la tramitación de las ayudas a la dependencia. Entiéndase la ironía.
Pero si algo hay que me fascina son las formas y la creencia de que tienen una mayoría absoluta, como las que tanto criticaban al PP, y eso les hace incurrir en las incoherencias a las que tanto nos tienen acostumbrados. Así pues, se les llena la boca con las palabras diálogo y consenso, sin embargo ahí tienen el tema de la puesta en marcha de la nueva RTVV, paralizada por el veto de Podemos a una candidata del PP. ¡Quién lo iba decir! Ese paradigma de pureza democrática que es Podemos, vetando a alguien y paralizando lo que era su principal reivindicación y su principal promesa, incumplida, por cierto.
Diariamente, con sus hechos demuestran que no se hacen a la idea de que no tienen mayoría absoluta, de que, por tanto, necesitan del consenso y el diálogo entre todos los grupos, si quieren que las reformas que precisa nuestra Comunitat obtengan el mayor respaldo político. No obstante, insisten y persisten en que sus tesis son las correctas y los que piensan, pensamos, de forma distinta estamos equivocados y somos los que tenemos que ceder.
Al respecto, lo más sorprendente no es que el PSPV actúe así, dado que ha sido un partido que ha gobernado con mayoría absoluta en varias ocasiones y por ello, cuenta en su haber con vicios adquiridos de la vieja política, lo sorprendente es que partidos sin experiencia de Gobierno, como Compromís y Podemos, se hayan subido tan rápido al carro del rodillo parlamentario. Pero con eso se quedarán, puesto que quienes creemos en el diálogo como piedra angular de la acción política no vamos a doblegarnos por mucho que esa izquierda radical y sectaria quiera imponernos sus tesis.
Siempre hay que ser positivo y si de algo va a servir esta actitud tan poco dialogante que están manifestando estos partidos tan puros y democráticos, es para que los ciudadanos vean hasta qué punto pueden llegar a pervertirse valores como el diálogo y el consenso, así como hasta qué punto es fácil desenmascarar a quienes tras tanta promesa y tanto decorado, no esconden más que mentiras, adoctrinamiento e incapacidad de gestión.
