Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
No soy habitual espectador de la cadena de televisión Cuatro, ni de ninguna otra del grupo Mediaset, a no ser para ver programación deportiva.
Desde siempre me han parecido vendedores de “telebasura” con unos contenidos de muy poco interés para mi, y sus tertulias siempre trufadas de presentadores sectarios y poco serios, mucho mas interesados en el impacto que pudieran causar en los televidentes, que en ser notarios objetivos de la actualidad nacional.
El chismorreo, el morbo por sacar trapos sucios de los demás e incluso los montajes entre sus propios colaboradores para crear polémicas sobre sus vidas intimas, me producen un asco insoportable, por lo que llevo sin sintonizarlas habitualmente ya mas de dos años.
Sin embargo esta semana y haciendo zapping a las diez de la noche, me quedé un momento interesado al ver a Rosa Diez sentada con Risto Mejide entrevistador en su sofá Chester y quise saber los temas que le proponía él, y como respondía ella.
Él encaja perfectamente en la clase de personajes que encuentran cobijo en las cadenas del grupo, tanto por su estupidez y engreimiento como por la falta de argumentos para aguantar las críticas y saber defenderse, cuando mete la pata, y al meterla muy a menudo queda en evidencia también muy a menudo.
Rosa Diez me tiene desconcertado.
Su pasado socialista no me permite creerla siempre y en todo, pero su actitud frente a Zapatero, su oposición frontal a aquel esperpento de Presidente de Gobierno y sus ovarios para alejarse de él y su toxicidad le valieron para ganarse mi consideración como política de raza.
Me gusta su discurso en términos generales, aunque discrepe con ella en su personalismo excesivo al frente de UPyD, y no me gustara su pacto con los socialistas asturianos, para sacar del Gobierno a Álvarez Cascos.
Tampoco acabo de comprender su forma de guardar las distancias con Albert Rivera, cuando entiendo que de la suma de Ciutadan´s y UPyD, podría nacer ese centro reformador que tendría la posibilidad ser el fiel de la balanza entre derechas e izquierdas manteniendo un equilibrio estable que garantizara un Gobierno de uno u otro signo, sirviendo en principio de apoyo de quien mas votos sacara, en base a limpiar la corrupción actual y aspirando posteriormente a poder incluso gobernar por si misma o con algún apoyo.
El personalismo de Rosa Diez o su temor ante la arrolladora personalidad, capacidad política y atractivo personal de Albert Rivera, manteniendo un discurso único en España, hable donde hable, por lo visto le impiden a ella acercar posiciones.
Pero precisamente por eso, quise oírla frente a Risto.
Y no lo lamento, porque sin saberlo iba a verla en su faceta más brillante, cuando el estúpido Mejide que la estaba criticando sin aportar conceptos definidos para sus críticas, cuando ella le pidió un ejemplo práctico de algo que él, le pudiera imputar a ella, de dijo textualmente:
“Pues que eres una facha, nacionalista española.”
¿Les suena de algo ese latiguillo de la izquierda cerril, para atacar al hecho de ser españoles?
Este singular personaje carente de otras ideas ni argumentos para poder debatir con ella, “metió la pata hasta el corbejón”, como se dice en español castizo.
Ella con una sonrisa satisfecha en los labios, lo tuvo bien fácil.
En primer lugar le dijo que ella nunca le había dicho a nadie, que fuera nacionalista española, porque no hacia falta hacerlo.
Era española, y como tal se reconocía como parte de España, y encontraba de una lógica aplastante que cualquier español bien nacido, sintiera que España era su nación y por lo tanto se le suponía nacionalista español.
Cuando oí la respuesta de Rosa Diez le apunté un tanto en mi consideración personal, y me salí de la cadena Cuatro preguntándome los límites de la estupidez de ese engendro de periodista que quería ser el tal Mejide.
Su ridículo intelectual había sido innegable, pero aún debió Rosa encarnizarse más con ese “paleto” , y replicarle que normalmente la gente mas facha del mundo , suelen ser esos incultos personajes, que solo entienden de pensamientos únicos y frases hechas, tratando de menospreciar e insultar a quienes no comulgan con su ideario, aunque mucho me temo que las únicas ideas que se generen en el cerebro de ellos, obedezcan mas a la posibilidad de llenar sus estómagos o sus carteras, escribiendo u opinando al dictado de otros, por un puñado de lentejas.






























