Castellón Información
Monseñor López Llorente aprovechó la Misa Crismal, celebrada el lunes santo, para apoyar la labor de los sacerdotes, que prácticamente en su totalidad participaron en esta ceremonia: “Ánimo queridos sacerdotes”, les dijo al final de una homilía que comenzaba confesando que en la preparación del acto había tenido muy presentes a cada uno. La eucaristía también contó con la participación de numerosos fieles que asistieron a la consagración del Crisma y la bendición de los Santos Óleos para los bautizos y ordenaciones, así como la unción de enfermos y catecúmenos durante el año.
El obispo se preguntaba cómo ayudar a recuperar la alegría y el aliento de los presbíteros que están cansados para salir con fuerza a la misión. Entonces recurrió a las palabras del Papa Francisco en la Visita Ad límina de marzo para responder que es un trabajo común: “El Obispo no está solo; Es una tarea que solo unidos unos con otros podremos acometer”. En definitiva se trata de dar un impulso a la eficacia evangelizadora de la Diócesis, y en particular la de cada sacerdote.
Poniendo el acento en la obra del Espíritu Santo – “recordemos nuestra historia, y no olvidemos que la gracia nunca se extingue, sino que el Espíritu sigue obrando en la hora actual” – monseñor López Llorente indicaba tres campos de la misión de los sacerdotes. El primero es el anuncio del Evangelio a todos, con humildad y paciencia, buscando nuevos caminos y con una vida coherente. En segundo lugar está la administración de los sacramentos, en particular el de la Eucaristía y la penitencia, facilitando lo más posible a los fieles que se acerquen. Y por último, el servicio a los afligidos: “Ayudad a crecer, buscad las ovejas desorientadas”.