José Vicente Ramón Moreno.
Hay ocasiones en las que la sensación de rabia e impotencia te hace pensar en lo equivocados que estamos en la línea de educación tan permisiva que nos hemos marcado en esta sociedad nuestra que puede y presume de libertades pero en la que algunos hacen un mal uso de ellas y enervan los ánimos de los que abogamos por una educación menos laxa.
El sábado pasado, por la tarde, había un concierto en el Templete del Parque Ribalta de un grupo que me pareció, a distancia, rapero, aunque esto es irrelevante para lo que voy a comentarles a continuación.
Aunque no me acerque demasiado pude ver, perfectamente, que podían ser unas cincuenta personas (siendo muy generoso) entre músicos, organizadores, público y algún curioso que pasaba y se detenía un instante para ver qué era aquello, y eso que eran las ocho de la tarde.
La sorpresa me la llevé a las once de la noche. Al pasar de nuevo por los alrededores del Templete me encontré un verdadero vertedero de latas, botellas de plástico y vidrio, papeles, bolsas y otros restos depositados en los cercos de los cinco o seis árboles próximos y frontales al Templete y esparcidos por el suelo y encima de los cuatro o cinco bancos que hay más próximos al mismo.
Les aseguro que era indignante observar las papeleras situadas al lado de los bancos casi vacías y el suelo y el asiento en aquellas condiciones. Las brigadas municipales debieron tener que emplearse a fondo el domingo a primera hora para que resultase acogedor el espacio utilizado por semejantes energúmenos.
Considero que si el público que asistió al concierto no hace eso en su casa menos todavía debe hacerlo en la que es casa de todos, nuestra ciudad. Y, en cualquier caso, si estos son unos maleducados, los organizadores deben preocuparse de que el entorno del espacio que les han cedido para su utilización quede, como mínimo, como se lo han encontrado (y les aseguro que el parque suele estar muy limpio a excepción de las defecaciones caninas no recogidas por los dueños de los perros).
Espero que las autoridades municipales tomen buena nota del mal uso que han realizado los organizadores para la próxima vez que quieran solicitar este u otros espacios de nuestra ciudad, para que no puedan hacer alarde de su incultura e incivismo.






























