José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.
Cual floración de almendros, o de cerezos en el Jerte, todos los finales de enero, principios de febrero se producen conflictos en numerosos colegios de educación primaria y secundaria con motivo del paso de la actual jornada partida en los colegios e institutos a la continúa.
Dos aspectos distintos que aclarar, por una parte se trata de la conciliación de la vida familiar y laboral, esencialmente de los docentes que anhelan acabar a las dos y media o las tres de la tarde al igual que sus homólogos de secundaria y bachillerato en la enseñanza pública, no así en la concertada y por otra, la argumentación de que se aprovechan mejor las horas en la jornada continua que en la partida.
En cuanto a la conciliación de la vida familiar y laboral, habrá que considerar la de todos, es decir la de todas las familias que tienen hijos en un colegio o instituto, no únicamente la del profesor. Los que aún hoy tenemos la suerte de trabajar, no lo hacemos en horario de funcionario de ocho a tres en la inmensa mayoría, por lo tanto ese horario continuo se convierte en un dolor de cabeza añadido para los padres y también en un gasto, el que se ocasiona por atenderle hasta que los padres vuelven a casa.
Solo aquellos que tienen a sus hijos en colegios rurales sin comedor, en ciudades dormitorios y viven en urbanizaciones, o en donde se pretende añadir al currículum del alumno competencias que dan más 'caché' como inglés o informática están a favor de la jornada continua, el resto la inmensa mayoría, todos en contra.
No hay estudios serios y consensuados que digan cual de las dos jornadas en mejor, pues es cierto que la clase de cuatro a cinco de la tarde no es de gran rendimiento, pero no deja de ser menos verdad, que la cuarta hora, la que se pretende sea la del comedor en la jornada continua es la considerada de mayor rendimiento, por tanto desechamos esa argumentación a favor o en contra .
Apuntar por último que en donde la enseñanza concertada está implantada en cierto grado y hay bastantes colegios en los que mayoritariamente se opta por la jornada partida este debate tiene poco recorrido, además recordar que Euskadi y Catalunya lo cerraron en su día a favor de la opción de la jornada partida.
Todo lo anterior tiene que ver con las actuaciones últimas de la Consellería de Educación en este asunto en la que sin contar ni micho, ni poco, nada con las familias y las organizaciones que las representan están promoviendo la posibilidad de que esa jornada se implante.
Inicialmente era necesario que más de tres cuartas partes de todos los padres estuvieran a favor de ello en un colegio, y que prevalecerían (por número y ser los usuarios quienes dan sentido al sistema) los intereses de las familias. A ver si continúan vigentes estos criterios.
Señora Catalá no es indicio de modernidad la jornada partida, más bien al contrario. Hay algún tema más urgente y necesario en su departamento como la racionalización de las unidades escolares, que no se ha llevado a cabo aún y que trataré en un próximo artículo.
































