Susana Ros. Diputada socialista por Castellón en el Congreso.
El PSOE ha recurrido ante el Tribunal Constitucional, la Ley de Educación aprobada en solitario por el PP con el rechazo de toda la comunidad educativa.
Porque ataca, a los principios constitucionales de igualdad de acceso a la educación de igualdad entre hombres imponiendo un modelo elitista y segregador, en el que solo puedan estudiar los que tienen dinero o los superdotados.
Es una ley que hace retroceder a la educación española a la época preconstitucional, en la que los niños y niñas recibían diferente educación, porque no eran iguales en derechos y en la que la religión tenía igual valoración curricular que las matemáticas, la historia o la lengua. Y en la que, por supuesto, no existía participación alguna ni de los padres ni de los profesores ni mucho menos de los estudiantes.
Esta Ley, la LOMCE, nace no solo sin el consenso necesario para el buen desarrollo de una ley educativa, sino con el rechazo de todos, salvo el PP y el de los obispos que han inspirado esta Ley.
Tiene el rechazo unánime de la Comunidad educativa: profesores, rectores, padres, alumnos y sindicatos del sector. De la sociedad española, en su conjunto, que ha expresado ese rechazo, a lo largo de toda la tramitación de la Ley. De la mayoría de los partidos de la oposición.
Y con serias cautelas sobre aspectos fundamentales de la ley explicitadas por órganos consultivos como el Consejo Escolar y la de los propios Gobiernos de las Comunidades Autónomas.
La nueva ley vuelve a dar una preeminencia a la asignatura de Religión como la que tenía hace 40 años. Elimina la asignatura de Educación para la ciudadanía. La sustituye por otra a la que denomina asignatura de Valores Sociales y Cívicos/Valores Éticos, pero que ya no es materia obligatoria como lo era Educación para la Ciudadanía, sino que pasa a ser optativa y no podrá ser cursada por quienes decidan estudiar religión.
Con ello, la Ley fuerza a establecer una diferencia de formación: quienes opten por estudiar Valores Sociales y Cívicos/Valores Éticos recibirán la formación en los principios éticos de convivencia que emanan de la Constitución, mientras que el resto del alumnado será formado en los principios que emanan de la moral propia de cada creencia religiosa.
