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“La vocación es un don para el que es llamado, pero también para toda la comunidad diocesana”. El obispo de Segorbe-Castellón, Casimiro López, ha insistido por dos veces en que “promover las vocaciones es una tarea que compete a todos porque redunda en beneficio de todos”. Estas palabras las escuchaban la veintena de seminaristas de la diócesis y numerosos fieles que han participado en la misa por las vocaciones en la tarde de la fiesta de San José, en la Concatedral de Santa María.
Recordando la reciente visita Ad limina, el obispo explicaba que entre los cuatro puntos que el papa Francisco recomendó a los prelados españoles, uno era precisamente el cuidado de las vocaciones al sacerdocio: “Un aspecto que un obispo debe poner en su corazón como absolutamente prioritario”. En esta línea, Casimiro López tomaba de San José, patrono de los Seminarios, dos virtudes. En primer lugar la acogida de la vocación, porque es “lo mejor que podemos hacer para llegar a la vida en plenitud”. En segundo lugar, el cuidado de la formación de los candidatos, y esto desde la cercanía: “Hemos de estar con una atención personalizada a las necesidades de cada uno”.
Como ambiente en el que se acompañan los primeros pasos de una vocación, el obispo también se dirigió a las familias para que sean “lugares donde se viva el amor y la acogida de la vida y la fe; alló brotarán las vocaciones que necesitamos”. En referencia al día del padre, monseñor López Llorente también tuvo palabras para ellos: “Vuestros hijos necesitan de vosotros, no solo de las madres: estad cercanos de ellos”.
