Juan Francisco Roca. Periodista deportivo.
Reconozco que cuando el CD Castellón anunció el fichaje del Ramón María Calderé como nuevo entrenador, por una parte me alegró porque le vi jugar en mi infancia en el FC Barcelona y a mí, sinceramente, me tira más el equipo 'culé' que el 'merengue', y por otra un tanto sorprendido porque se anunció la llegada de un técnico que conociera bien el grupo VI de Tercera y que ya había estado en Castalia viendo al conjunto albinegro y tenía una noción de lo que tendría entre manos.
Pues con interrogantes que uno se marchó a la sala de prensa de Castalia para la presentación de Calderé. Aunque el preparador tarraconense se perdió y compareció ante los medios de comunicación con una hora y diez minutos de retraso porque se perdió por Castellón, salí convencido de que el albinegrismo iba a disfrutar con este nuevo inquilino para el banquillo.
Sí, porque si era capaz de hacer que el equipo fuera su prolongación en el terreno de juego, esto iba a dar un giro muy espectacular.
Y así está siendo. El 'Efecto Calderé' va viento en popa y a toda vela. Catorce puntos de dieciocho posibles. No conoce la derrota en Liga. Únicamente una derrota en la Copa RFEF y con un once plagado de teóricos suplentes. El CD Castellón ahora no se arruga. Tiene carácter. Garra y casta. La misma que tenía aquel Calderé con bigote en el FC Barcelona.
Y por si todo ello no fuera poco, el técnico tarraconense sabe leer muy bien los partidos. Hace cambios que mejoran, vaya ganando, empatando o perdiendo. Al ataque. Los mismo tiene perder por uno que por dos, como igual tiene ganar con un gol o por dos. Son tres puntos al fin y al cabo. Lo demostró ante el Alzira y el domingo pasado ante el Atlético Saguntino.
Pero tranquilidad. Los pies en el suelo. Todo el monte no es orégano. Vendrán disgustos. Tropiezos. Creo que no muchos, pero alguno. El CD Castellón tiene, a día de hoy, una extraordinaria plantilla. Un gran grupo, tanto de jugadores como de cuerpo técnico. Y es ley de vida que algún equipo le meta la mano. Los campos que visita la escuadra de la capital de la Plana son todos muy complicados.
Y para finalizar, vaya por delante de que me gusta la forma de trabajar del entrenador, de plantear los partidos, de saber leerlos y de reaccionar a base de cambios. Ya lo dicen los equipos “hoy por hoy, el CD Castellón es mucho CD Castellón”. De momento ahí está: cuarto y escalando posiciones en el tabla. Ahora sólo falta que ese sector de la afición que está dormida que despierte y se acerque al estadio Castalia. El equipo merecer el aliento de todos en esta complicada travesía que, si Dios quiere y la suerte acompaña, debe conducir al conjunto capitalino a la Segunda B. Con el capitán Calderé al frente de las maniobras.































