Enrique Domínguez. Economista.
Estrenamos un nuevo año y es el momento de hacer buenos propósitos, que hay que tener presente todos los días y no dejarlos en la mesita de noche a buen recaudo de miradas indiscretas que nos puedan pedir explicaciones.
Este comportamiento lo podemos aplicar al momento económico actual de la provincia y, por ende, del país y ver cómo hemos acabado el año 2013, horrible para unos y menos malo para otros y con qué animo se encara el siguiente, que suma siete para los supersticiosos.
El gobierno español cree que ha hecho lo posible dentro de un entorno complejo en el que se ha conseguido que no se hable y que se elimine un posible rescate del país (aunque, a decir verdad, seguimos analizados con lupa por la troika a pesar de sus alabanzas hacia las medidas adoptadas).
También, después de nueve trimestres, el país ha dejado oficialmente la recesión e inicia un tímido crecimiento, de una décima en el tercer trimestre, que ha sido celebrada en todos los medios hasta la saciedad y que se considera un cambio de tendencia, el inicio de una recuperación, de LA RECUPERACIÓN para el gobierno estatal y autonómico.
Con la que está cayendo desde hace seis años, cualquier señal de mejoría, y la salida de la recesión es un buen síntoma, es considerada como un éxito de la política gubernamental; sin embargo, esa mejoría se aprecia a nivel macroeconómico, pero los cerca de seis millones de parados apenas lo notan. Bueno es ser optimista, pero hay que ser creíble y convencer.
En nuestra provincia también se aprecian signos de cambio de tendencia, señales que parece que quieren indicar que lo peor ya ha pasado y que vamos a mejor; pero poco a poco y sin bases, a mi juicio, todo lo sólidas que debieran ser.
El informe que acaba de realizar el Area de Estudios de la Cámara de Comercio refleja, en boca de los empresarios, que las exportaciones han ido al alza en 2013 mientras que el mercado interior ha continuado sufriendo retrocesos; en 2014 pronostica nuevas alzas en las ventas al exterior y, por fin, una cierta mejoría en el mercado interior.
Pero por otro lado, nuestro primer sector exportador, el cerámico, ante la subida de la energía, habla de sus claros efectos negativos para el sector. Y el problema no ha terminado.
También se habla en estas fechas que, por fin, parece que el aeropuerto podrá abrirse este año y que es la base para el desarrollo del sector turístico. Pero hemos comentado en otras ocasiones que se deberían organizar y coordinar los diferentes productos turísticos que tiene la provincia, ofertarlos al turista específico y aumentar las plazas hoteleras. Pero el empresario quiere ver primero la afluencia de turistas para estudiar incrementar su oferta. Algo habrá que hacer si se considera el turismo como una línea de futuro en la que nuestra aportación sea algo más que personal subalterno.
Venimos de un año difícil que, sin embargo, fue menos malo que 2012 pero empezamos otro en el que la práctica totalidad de analistas piensa que el PIB crecerá entre medio punto y un punto, pero en el que la tasa de paro apenas bajará y la creación de empleo será, fundamentalmente, temporal.
Hasta el final de este artículo he dudado en poner el título entre interrogantes. Yo también quiero ser optimista y he decidido quitarlos; ojalá no me equivoque, porque no veo bases sólidas ni consolidadas. No tengo muy claro que se haya aprendido mucho de la crisis en estos años que llevamos y en la que aún estamos. ¿Y ustedes qué piensan?
