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viernes, 5 de diciembre de 2025 | Última actualización: 17:14

Energía termosolar

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Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.

Esta semana me han ocurrido un par de historias, relacionadas con el tema de hoy, tan  relacionadas entre ellas que no encuentro un tema más indicado. La primera es la visita inesperada de un amigo ex compañero de la carrera, que se encuentra trabajando en el sector de la energía termosolar. Justo el mismo día, leí la noticia de un edificio que abrasaba los coches en Londres. Según contaba la noticia, la forma cóncava de la fachada acristalada de un rascacielos en construcción en la City de Londres, centro financiero, canalizaba la luz del sol y la convertía en un rayo reconcentrado  capaz de chamuscar alfombras, levantar la pintura e incluso fundir piezas de la carrocería de un coche. Incluso, un café que se encuentra en el foco de su resplandor logró tostar una baguette y freír un huevo fuera de la tienda. Todas estas historias están relacionadas con la energía termosolar, una de las energías renovables, que aunque poco consolidada, tiene un futuro prometedor según algunos estudios.

La energía termosolar aprovecha la energía solar para calentar un fluido. Aunque podemos encontrarla en casa, por ejemplo para calentar agua en el tejado en edificaciones nuevas, también se aplica el mismo a algo como lo que ocurre en el edificio londinense si hablamos de una central termosolar, o central solar termoeléctrica, en la cual se genera electricidad a partir de la energía recogida en un fluido que se calienta mediante unos campos solares con de alta concentración. Existen dos grandes tipos de centrales: basadas en heliostatos,  en los cuales se disponen una serie de espejos planos rodeando una torre y enfocando todos a un punto en la parte superior de la torre por donde circula agua, que hierve automáticamente. Esta energía es usada para mover una turbina de vapor, de la misma manera que una central térmica. Por otro lado, existen los canales parabólicos, en los que, el agua circula por tubería y unos espejos cóncavos rodean la tubería y reflejan la luz solar hacia él, de manera similar a cómo funciona una antena parabólica. Así calientan el agua contenida y se produce un proceso equivalente al anterior.

Según sus defensores, es uno de los mejores tipos de energía, ya que es una tecnología renovable con capacidad de almacenamiento, capaz de aportar a la red electricidad cuando es demandada incluso en horas sin luz solar. Además, se trata de un sistema de generación de energía limpio, seguro y renovable, y generadora de empleo. Desde el diseño, fabricación de componentes e instalación se crean una media de 5000 puestos de trabajos directos por año, y para su funcionamiento necesita de una plantilla de 50 personas. Además, reduce la dependencia energética y ofrece oportunidades para algunas regiones del planeta más desfavorecidas, que disfrutan de muchas horas de sol para poder aprovechar esta energía.

En resumen, la energía termosolar es España es un campo muy interesante ya que somos hoy líderes mundiales tanto en potencia instalada como en capacidad tecnológica, y las empresas del sector solar termoeléctrico están comenzando a participar en ambiciosos proyectos internacionales. Según señalan, España puede llegar a convertirse en un futuro en un gran exportador de energía verde gracias a tecnologías como éstas. Como siempre, comentarios abiertos para dudas, opiniones… Hasta la semana que viene.