Las expectativas de cambio político que se barruntaban entre los jóvenes estudiantes, desaparecieron cuando se confirmó la victoria del PP
Sorpresa, decepción e incredulidad, fueron las sensaciones más comentadas en el recinto universitario de la Jaume I de Castellón, cuando se conocieron los resultados electorales del 26J. Hasta entonces, muchos pensaron que 'el cambio' era una realidad; más aún, cuando escucharon en su jornada de fiesta del domingo, que las encuestas a pie de urna auguraban una victoria histórica de la formación morada sobre el PSOE. El lunes llegó con su 'dura' realidad para los que habían dado por hecho el cambio, y muchos de ellos se sintieron desanimados al percatarse de que la victoria del PP no admitía lugar a duda.
Víctor Palacio
La noche electoral del 26 J dejaba un paradigma político que las encuestas y sondeos a pie de urna no fueron capaces de vaticinar. El sector joven de la sociedad universitaria comprobó sorprendido como sus expectativas de cambio se difuminaban a medida que los resultados electorales se iban confirmando. La esperanza de que se diese el ‘’sorpasso’’ de Unidos Podemos desaparecía y los dos partidos dominantes volvían a confirmar su dominio a nivel nacional. El Partido Popular fue el gran triunfador de una noche que los sondeos no pudieron prever.
Las encuestas realizadas en la previa de las elecciones apuntaban a que el sector más joven apostaba por un Gobierno multipartidista y de carácter progresista, por lo que la clara victoria popular cayó como una losa en sus esperanzas de cambio.
Entre apuntes y cafés, los estudiantes de la UJI debatían esta mañana sobre el definitivo resultado electoral, buscando una explicación ante una situación que no esperaban tras los sondeos publicados. El convencimiento de que el voto joven iba estar directamente ligado con la parte política más progresista del momento, chocó con la realidad tras el escrutinio final. Para muchos universitarios, el descenso respecto a las anteriores elecciones de participación fue clave para que se diesen los resultados definitivos. Gran parte de la juventud universitaria veía esta convocatoria electoral como la mejor ocasión para acabar con el bipartidismo que predomina en España desde que tienen uso de razón, una oportunidad que tras el escrutinio final, se ha convertido casi en una utopía.
Lectura electoral: todo es bueno
El resultado final tras, la finalización del escrutinio, demostró una vez más la gran capacidad que tienen las diferentes fuerzas políticas para ver el lado bueno por muy negativos que sean los resultados.
La noche más larga en os partidos políticos
Tal como pudo comprobar Castellón Información, el Partido Socialista mostraba discrepancias dentro de su sede cuando los primeros resultados del escrutinio salían por la televisión. La sensación de victoria y dominio se leía en el rostro de los militantes tras comprobar que Unidos Podemos no era capaz de arrebatarles el liderazgo de la izquierda nacional. Pese a ello, la comparativa con el Partido Popular dolía, sobre todo en los sectores socialistas más veteranos.
La distancia entre los partidos dominantes de los últimos años se mostraba abismal, tanto a nivel nacional como a nivel local. El PP aumentaba sus votantes, mientras que el PSOE volvía a perder escaños.
Pero el 'golpe' no fue solo para el PSOE, Podemos ‘a la valenciana’ también sufrió un descenso en su número de votantes respecto a las últimas elecciones, pero la consolidación en Castellón como principal fuerza política de izquierdas consolaba a una plataforma que hace unos meses pensaba que volaría mucho más alto. Esta vez no hubo tracas en la sede de Compromís-Podemos, pero tampoco la decepción estaba presente en el ambiente de la sala. Un gran ruido impregnaba el espacio, donde los presentes se aglomeraban alrededor del televisor para analizar los datos oficiales de un escrutinio que estaba a punto de llegar a su fin.
Un marco totalmente contrario el que se presentaba tanto en la sede del Partido Popular en Castellón, como en las entrañas del Hotel Intur, donde Moliner entraba aclamado entre banderines azules y un himno popular que retumbaba por toda la sala. Un ambiente jovial, que contrastaba claramente con el de las últimas elecciones generales.
El ‘amigo’ Albert Rivera, que en diciembre se postulaba como la principal alternativa para ayudar a formar un Gobierno moderado, era esta vez el centro de las críticas de los militantes populares, probablemente derivadas de la firma del pacto de Gobierno que el líder catalán firmó con Pedro Sánchez. Las diferentes intervenciones de los líderes del PP de Castellón arrancaban los aplausos de los asistentes, donde la idea de ser claramente la primera fuerza política tanto en Castellón como en España les tranquilizaba tras las últimas decepciones recibidas, entre las que está grabada, muy a fuego, la perdida de la alcaldía en Castellón.
Por otro lado, el lugar de reunión de Ciudadanos respiraba un ambiente de calma y agotamiento. Un cansancio lógico tras la gran campaña realizada por el partido que, finalmente, ha derivado en el mantenimiento del único diputado que obtuvieron en las últimas elecciones. La pérdida de votos contrastaba con la sensación de que se había conseguido consolidar un sector de votantes en la capital de la Plana.
Todos los partidos se declaraban vencedores de sus batallas, pero este paradigma político se aleja de las expectativas que se habían creado, al menos en un gran sector de jóvenes universitarios, que esperaban que el bipartidismo acabase de una vez por todas. Una decepción también vinculada con la sensación de haber perdido la oportunidad de cambio que durante tanto tiempo habían esperado.
