Noticias Castellón
viernes, 26 de abril de 2024 | Última actualización: 23:10

En blanco

Tiempo de Lectura: 2 minutos, 26 segundos

Noticias Relacionadas

Rafa Cerdá Torres. Abogado.

Hacía mucho tiempo que una imagen no se retenía en mi memoria con tanta fuerza. Una escena llena de drama, soledad, impotencia y hartazgo. Y no me estoy refiriendo a las diversas comparencias públicas, y monólogos disfrazados de ruedas de prensa de altos gerifaltes políticos, a causa de un presunto reparto masivo de sueldos ilegales en forma de sobres. Nada más alejado de su ficticia realidad. Casi a medianoche, mientras daba el último paseo de la jornada a mi perra, reconocí a un vecino abriendo un contenedor de basura. Mi sorpresa llegó en el momento en qué vi cómo en lugar de depositar dentro del contenedor su bolsa, revolvía entre la inmundicia. Supongo que buscando algo de comida o de ropa. Un vecino. Una de las personas a las que te encuentras en el portal, o coincides en el ascensor o compartes un rato de conversación durante una reunión de la escalera, se enfrenta a una situación tan límite que no tiene más remedio que buscar sustento entre los desperdicios de los otros.

Al encontrarse a cierta distancia, hice (o hicimos) como que no nos habíamos visto. Impactado con la demoledora escena que observé, a la mañana siguiente mantuve por motivos de trabajo, una conversación bastante cercana al dramatismo de la imagen contemplada la noche anterior. Una persona de mediana edad, trabajador desde bien joven y acostumbrado a bregar con mil dificultades, estaba pensando muy seriamente dejar Castellón, donde había vivido casi treinta años, para volver a su pueblo natal. Las perspectivas laborales son casi nulas, y antes de caer en una situación de indigencia, alquilará su piso y retornando a su localidad de origen, vivirá en la casa antigua de sus abuelos, subsistiendo de lo que el campo le proporcione y como dice él "de lo que salga".

La imagen de una pobreza que vive en la puerta de al lado, y la profunda angustia de una familia que ante una situación casi límite, debe volver a vivir casi como en la posguerra, me he dejado en blanco.

No puedo manifestarme ante las cuentas de Bárcenas, ni opinar sobre la respuesta de Alfredo Pérez Rubalcaba, ni tampoco pensar en qué opción tiene el Partido Popular ante el polvorín que se le presenta, ni tomarme en serio las edulcoradas soflamas socialistas,.... Con un país retrocediendo a niveles de pobreza no vistos en los últimos cuarenta años, no hay tiempo para disputas cainitas y estériles. Haga la justicia su papel, y caiga todo aquél o aquélla que delinca. Mientras tanto, la gente pasa hambre, y ese hecho no acapara las portadas de los periódicos pero llena la realidad de cada día.  

Y los de siempre, mientras tanto, compareciendo ante la prensa.