Guillermo Miró. Ingeniero Industrial.
Nuestra provincia está siendo protagonista en esta última semana. Política aparte, los sucesos que están ocurriendo en la zona norte de Castellón, especialmente relacionados con una plataforma de almacenamiento de gas, conocida como “Proyecto Castor”, están teniendo en vilo a la población. Además, se está creando una situación difícilmente sostenible en el tiempo, en la que están involucrados tanto la ciudadanía como los diferentes gobiernos y empresas protagonistas.
En primer lugar, un resumen rápido de la situación: desde el 8 de septiembre se han registrado más de 450 seísmos (y cada día aumenta más) en las inmediaciones de Vinaròs. Terremotos, eso sí, de poca magnitud en la escala Richter, pero también en una zona de poca peligrosidad sísmica, según el Instituto Geológico Nacional (IGN). Por otro lado, enfrente de la costa norte de la provincia se encuentra la plataforma del “Proyecto Castor”, cuya actividad se ha interrumpido durante la fase previa a la explotación debido a los seísmos. “Castor” es un pozo de almacenamiento de gas natural, una tecnología que aprovechan antiguos yacimientos agotados de petróleo o de gas natural o acuíferos salinos para poder almacenar gas natural, recogido desde la red que lo transporta por España, comprimirlo más e inyectarlo en el almacenamiento a más de 1.000 metros de profundidad a través de pozos. En concreto, el proyecto Castor emplea un antiguo pozo petrolífero situado a 1.750 metros de profundidad como almacén de gas desde el que suministrarlo a los consumidores según las necesidades.
En estas columnas ya he hablado de dos temas relacionados con el que nos ocupa, el “fracking” y la captura y almacenamiento de CO2 (CCS), así como de los riesgos que entrañan estas técnicas. Desde finales de los años 60 del siglo pasado se sabe que inyectar fluidos a alta presión en el subsuelo provoca terremotos leves, y una de las causas es el movimiento de fallas tectónicas. Una falla es una discontinuidad en la superficie de la Tierra que se forma por fractura en las rocas, a lo largo de la cual ha habido movimiento de uno de los lados respecto del otro. En concreto, el depósito de Castor se encuentra sobre una falla, que sirve de cierre de la estructura del almacén. Por ese motivo, estos terremotos no han sido ninguna sorpresa para algunos expertos geólogos. Eso sí, indican que unos movimientos sísmicos de esta magnitud son raros, y que, en cualquier caso, para entender qué es lo que está sucediendo realmente, habrá que esperar a que la empresa y el Ministerio de Industria den más información sobre las instalaciones, el modo de inyección del gas o el ritmo y la presión a la que se inyecta.
El Gobierno ha decretado la paralización indefinida de los trabajos hasta que se esclarezcan los hechos, y tanto la empresa, el IGN y el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) tienen a expertos realizando estudios para poder comprender que está pasando y poder solucionarlo. Sin embargo, durante la aprobación del proyecto y su estudio ambiental hace ya más de 3 años, y a pesar de la preocupación de algunos actores, ni por parte de la Empresa ni del Estado se señalaba ningún problema al respecto. Esto plantea una duda razonable, y esperemos que pronto se solucione y se aclare toda esta historia. Como siempre, comentarios abiertos para dudas, opiniones… Hasta la semana que viene.
































