Miguel Bataller. Ciudadano del Mundo y Jubilado.
La iniciativa promovida por el Partido Popular para intentar democratizar los Municipios en España, a fin de que el Alcalde sea el candidato de la lista mas votada, está encontrando la oposición de todos los partidos minoritarios, aunque imagino que al final de la corrida, y una vez analizados pros y contras, los partidos mayoritarios en diferentes Comunidades Autónomas pueden adherirse a la causa popular si llegan a la concusión de que les puede beneficiar electoralmente.
Quienes sin duda se van a oponer radicalmente van a ser los socialistas (aunque en Andalucía y quizás Extremadura podría interesarles) por serles desfavorable desde el punto de vista estratégico en el resto de España.
Curiosamente mientras ellos fueron mayoría, ese cambio en la Ley Electoral iba en su programa de Gobierno.
Cada uno baila al son que mas le conviene, y de eso no hay dudas.
Pero lo que es indudable, es que si se quiere realmente potenciar la voluntad popular y darle a la ciudadanía la responsabilidad de elegir a sus propios Gobernantes con todas las consecuencias evitando los “pasteleos” entre partidos o incluso la compra de voluntades de concejales, para cambiar la voluntad del ciudadano votante, yo siempre he admirado el sistema de ballottage, es decir las elecciones a doble vuelta, y en todos los ámbitos de la política en las instituciones del Estado.
Francia en eso es un ejemplo en sus Elecciones a Presidente de la República, ya que siempre es elegido quien saca mayoría absoluta de los votos, ya sea en primera o en segunda vuelta.
En las legislativas los que superen el 50% de los votos quedan electos directamente, y en aquellos casos en los que nadie alcanza el 50% pasan a la segunda vuelta los dos candidatos que no han sido elegidos directamente en la primera, y en ese caso consiguen su cargo aquellos que obtienen la mayor cantidad de votos.
Por supuesto para llevar a cabo este sistema, son imprescindibles las listas abiertas, de forma que cada ciudadano tenga la libertad de elegir a sus candidatos, independientemente de la lista en la que figuren.
Y una vez llevada a cabo la composición de la Institución del Estado para la que se haya votado, habría dos alternativas para elegir al primer responsable de las mismas.
Podría ser el candidato más votado en las primeras elecciones del ballottage, o bien que se elija al Alcalde o Presidente del Ente para el que se ha votado entre todos los elegidos por los ciudadanos.
No digo que sea la única forma de elegir a nuestros gobernantes, ni siquiera me atrevo a decir que sea la mejor, pero si entiendo que sería mucho mas democrática que la de ahora que permite estar en la Oposición al partido más votado.
Y para eso el Alcalde debería ser el más votado entre los candidatos, formando su propio equipo de Gobierno, entre el resto de los electos.
Si por el contrario se decide que sean los cargos elegidos, los que voten a su Alcalde Presidente, podríamos encontrarnos en una situación semejante a la actual, ya que podría haber pactos entre los electos y no respetar al candidato mas votado.
Pero tanto en un caso como en el otro, a los concejales los habríamos elegido los ciudadanos y no los Partidos Políticos como ahora, con lo que todos ellos tratarían de esmerarse en el cumplimiento de sus responsabilidades municipales al servicio de sus conciudadanos, en vez de estar al servicio de su propio partido, como están ahora, ya que de la cúpula del Partido va a depender su futuro en la política.
Estoy muy a favor del cambio de la Ley Electoral a todos los niveles, pero entiendo que debe de tratarse de una forma muy aséptica y lejos de los intereses electoralistas de cada momento, ya que tenemos que procurar que su vigencia sea a muy largo plazo.
De no hacerlo así, pasará lo mismo que viene ocurriendo en todas las Leyes que se vienen promulgando, y que sólo suelen tener vigencia mientras gobierna el partido que las promueve y promulga, anulándolas o sustituyéndolas tan pronto llegan los gobiernos alternativos que van ocupando el poder a su propia conveniencia.
¡Por favor, aunque sea por una sola vez, piensen en los ciudadanos como tales!
