Por Begoña Carrasco. Portavoz del Grupo Municipal Popular en el Ayuntamiento de Castellón. Presidenta del PP de Castellón de la Plana
Sí, a hacer de Castellón una ciudad más amable, más humana, más universal y sostenible, pero no de espaldas a los vecinos. Los castellonenses tienen derecho a decidir cómo quieren que sea su ciudad.
Por eso hemos presentado una iniciativa plenaria para que los vecinos de Castellón tengan la opción de poder decidir cómo va a implantarse una zona de bajas emisiones en el centro de la ciudad, o para que los castellonenses lo entiendan, el Castellón Central, en la línea de lo que ya se hizo por el gobierno de Manuela Carmena con el Madrid Central. Es decir, el cierre definitivo, sin vuelta atrás, al tráfico de vehículos a motor del corazón de nuestra ciudad.
Los vecinos deben poder opinar. Se trata de una transformación completa y radical del centro de nuestra ciudad. No se trata de si los vecinos y visitantes llegan a la plaza Mayor o Santa Clara en coche o autobús. Se trata de que va a cambiar las relaciones personales, los espacios de convivencia, las costumbres, los hábitos de consumo, la elección de los lugares para vivir…
Desde el Partido Popular entendemos que una cuestión de esta trascendencia, no se puede hacer de tapadillo y por la puerta de atrás. El gobierno de Amparo Marco construye la casa por el tejado. Primero pide el dinero, luego hace el boceto, y para rematar adjudica la redacción del proyecto y la ejecución.
De este modo, la participación ciudadana ya llega tarde. Con el dinero y el proyecto y el concurso licitado y pendiente de próxima ejecución. ¿Cuándo opinan los vecinos? ¿Cuándo estén las obras en marcha? Hasta 11 millones de euros se van a destinar a transformar y cerrar al tráfico todo el centro.
Luz y taquígrafo solicitamos. El Castellón Central va a suponer el cierre a la circulación de los vehículos a motor de todo el centro de Castellón, concretamente de un área de 745.000 metros cuadrados, la superficie comprendida entre la calle Cerdán de Tallada (al norte), las calles San Roque, Sanahuja, Gobernador, Guitarrista Tárrega y la avenida Casalduch (al este), calles Orfebres Santa Línea y Lepanto (al sur) y rondas Mijares y Magdalena (al oeste). Hasta un 40% debe bajar el CO2 con respecto al actual dato.
Afectará a casi 100.000 vehículos semanales. Y a la accesibilidad de 6.515 plazas de aparcamiento, distribuidas entre 2.568 plazas públicas de rotación y 3.947 privadas. ¿Y qué pasará con las plazas de aparcamiento que se eliminan? Ni una respuesta. Solo sabemos que el sistema va a suponer que el centro se va a llenar todavía más de videocámaras, que se dedicarán a multar a los castellonenses que traspasen el círculo. Recaudar y recaudar.
Desde el Partido Popular pensamos que ni es el momento, ni es el sistema. Ahora mismo, con la que está cayendo, el Gobierno de Castellón debe estar centrado en reactivar la ciudad, y no convertirla en una ratonera. Hay que invertir en el centro, adecentar las calles, ayudar a los comercios, incentivar y ayudar a embellecer los edificios, limpiar más… en definitiva, darle vida al centro de Castellón. Y este gobierno se la está quitando.
