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sábado, 18 de mayo de 2024 | Última actualización: 23:06

El líder de la célula yihadista que atentó en Cataluña pudo haberse radicalizado en la cárcel de Castellón

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El presunto autor intelectual de los hechos, Abdelbaki Es Satty, de 45 años, estaba considerado, según un informe de la misma penitenciaría, 'un preso extraordinariamente peligroso'

Castellón Información/Ricardo Nadal

La sociedad española todavía sigue conmocionada por el ataque terrorista que tuvo lugar la semana pasada en Barcelona y Cambrils. Entre la madrugada del sábado y el domingo, una vez iniciada la investigación sobre la autoría del mismo, se dio a conocer que el presunto cerebro intelectual del atentado, Abdelbaki Es Satty, de 45 años, cumplió condena en Castellón por un delito de tráfico de hachís entre 2010 y 2014.

Castellón Información ha contactado con fuentes conocedoras de la estancia en prisión del sospechoso y han confirmado a este digital que Abdelbaki Es Satty era 'un preso extraordinariamente peligroso' como se señala en un informe sobre sus características, elaborado por la propia penitenciaría poco antes de su puesta en libertad. El mismo informe también señalaba que 'había que seguir sus movimientos una vez saliera  de la prisión'.

Sin embargo, las mismas fuentes aclaran que "el Abdelbaki Es Satty que entró a cumplir condena en 2010 poco tenía que ver con el que salió" casi un lustro después. Según los testigos que conocieron su paso por la cárcel, al parecer, el que sería futuro imán de Ripoll, vivió un auténtico proceso de radicalización en la penitenciaría castellonense. De hecho, uno de ellos asegura que "cuando llegó al centro penitenciario, lo hizo en un coche de alta gama algo que choca bastante con las imágenes del piso en el que vivía actualmente siendo imán".

Abdelbaki Es Satty
Abdelbaki Es Satty

Los centros penitenciarios como 'foco de radicalización'

El caso del presunto autor intelectual del atentado yihadista en Cataluña ha puesto de manifiesto uno de los mayores problemas que existen en las prisiones españolas y es que "puedan acabar siendo auténticos focos de radicalización", como asegura otro funcionario de prisiones a este diario. Según el trabajador, "existen muchos problemas para poder controlar a los internos que acaban radicalizándose". "El primero de todos y el más evidente es que la inmensa mayoría del personal penitenciario desconocemos su idioma", apunta la fuente y, "aunque controlemos sus cambios de hábitos, sus conductas o incluso sus cambios estéticos, no podemos llegar a controlar completamente sus códigos y su comunicación".

Y es que como esta misma fuente asegura "ellos pueden comunicarse con relativa facilidad porque saben que no les entendemos". Además, el trabajador público señala que la mayor parte de los reclusos acaban formando grupos diseminados entre personas de la misma nacionalidad o la misma religión, "algo que potencia en cierto grado la capacidad de radicalización de algunos individuos".

Preguntado por la relación existente entre Abdelbaki Es Satty y uno de los terroristas del 11-M que publicaba un diario nacional el pasado sábado, este empleado penitenciario 'duda' de que tuviera una conexión directa, ya que el interno encarcelado por el atentado en la estación de Atocha de Madrid, se encuentra bajo un régimen de aislamiento en un módulo concreto que le impide comunicarse con presos de otros pabellones".