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domingo, 21 de diciembre de 2025 | Última actualización: 12:13

Todo sigue igual

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José Antonio Rodríguez. Asesor Fiscal.

Después de un tiempo de ausencia de este foro de opinión de Castellón Información, más largo del que hubiera deseado, me asomo  nuevamente con la primavera ya iniciada y con los deberes por hacer por parte de nuestros gobernantes autonómicos.

Han anunciado a bombo y platillo que ahora serán las familias las que elijan los colegios y no los colegios a las familias; se les llenó la boca en septiembre con  la creación de la xarxa libres y la consiguiente gratuidad que conlleva: era un logro único en la historia de la  Comunitat valenciana y así un sin fin de planteamientos en su mayoría sectarios, vendidos como progreso, cuando en realidad suponen caminar hacia atrás como los cangrejos.

Hay varios decretos y órdenes en el ámbito educativo pendientes de publicar y que no sabemos muy bien porqué se encuentran atascadas en los servicios jurídicos de la Consellería de Educación.

El decreto y orden de escolarización para el próximo curso, en el que se encajona a las familias de las poblaciones más grandes al obligarles a elegir solo entre los centros de su zona, pues por mucho que diga en secretario autonómico de educación, es obvio que los díez puntos por vivir o trabajar   que se otorgan, tienen un peso muy considerable  a la hora de adjudicar una plaza.

No desconocemos que la zonificación limita  la posibilidad de elegir centro y por tanto es un  recorte de libertades para las familias  y tiene como consecuencia la generación de un clientelismo seguro para los colegios, de modo y manera que necesariamente aquellos que en la actualidad no tienen demanda se medio llenarán con las nuevas normas. Todos contentos, no hay racionalización del gasto, supresión de líneas y por supuesto  la optimización de recursos brilla por su ausencia.

Aún no sabemos a estas alturas como se va a articular la devolución de los libros de texto que ahora son propiedad de los ayuntamientos que en su mayoría abonaron los primeros 100 euros por alumno, y no solo eso, aún no se han establecido los mecanismos necesarios para valorar de un modo objetivo el estado de los mismos para un posterior uso ni tan siquiera se sabe quién los va a evaluar. Pura fantasía propagandística, que atiende una  justa demanda histórica de las familias, como es la gratuidad de los libros para las enseñanzas obligatorias, pero que carece de la más mínima consistencia tanto en su planteamiento como en su desarrollo futuro.

La pretensión de convertir a la escuela en ‘casa del pueblo’ resulta evidente; se pretende generar un modelo de colegio en el que las familias queden excluidas , siendo meros aportadores de la ,dicho con todo el respeto, ‘materia prima’ para su funcionamiento, los alumnos, a los que se formará, o adoctrinará bajo no se sabe muy bien qué ideología o planteamientos éticos y morales, sin el consentimiento y conocimiento de las familias  y con toda seguridad en muchos casos en contra de lo que creen y quieren para sus hijos. Vaya panorama