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martes, 23 de diciembre de 2025 | Última actualización: 21:32

Los símbolos que hacen de la Magdalena las fiestas de Castellón

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E. Coronado

Las Fiestas de la Magdalena de Castellón 2016, y las diferentes formas de verlas, han puesto en tela de juicio todo un conjunto de tradiciones que se han ido tejiendo a través de los últimos 60 años.

Comentaba Vicent Pau Serra, que las tradiciones se crean, en un momento dado, tienen un punto en el que comienzan, y luego es la aceptación de la gente su repetición, las que las hace convertirse en un símbolo, un punto de diferenciación.

Las Fiestas de Castellón aglutinan muchos símbolos. Desde la conmemoración del traslado de los habitantes que dio lugar a la creación de la ciudad, hasta las rogativas realizadas hace más de 300 años, cuando las enfermedades diezmaron la población de la ciudad.

¿Religiosas? ¿Laicas?

Las tradiciones son tradiciones, símbolos con el que un pueblo se suma a una celebración, y la diferencia de las fiestas de otros pueblos con otras tradiciones.

Y las tradiciones evolucionan, se transforman, pero no lo hacen de un día para otro, ni de la noche a la mañana, y, sobre todo, no deben ser víctimas de manipulación política.

Ni toda la ciudad de Castellón es religiosa, ni toda ella es aconfesional. Pero religiosas o aconfesionales, las Fiestas de la Magdalena de Castellón, están declaradas de Interés Turístico Internacional por los símbolos que aglutinan.

La creación de la Gaiata, el inicio del Pregó, nacieron en 1944 como un intento de diferenciar estas fiestas de otras fiestas. No es obligado participar en el Pregó, ni acudir a Santa María… no se obliga a nadie a peregrinar a la Magdalena, empujar Gaiatas, o vestirse con traje tradicional. Pero por un simple principio de respeto, el que no quiera participar, el que prefiera vivirlas de otra manera no puede ni debe coartar a los demás, e intentar transformar la tradición, unilateralmente, porque no se acopla a sus creencias.

Muchos de estos actos hacen de la fiesta de la Castellón lo que es, y por eso mismo, se llevó a Fitur la Romería de la Magdalena con el fin de mostrar al resto del mundo el colorido y el folclore que caracteriza a las fiestas fundacionales de Castellón.

Fiestas son todos aquellos actos lúdicos en los que la gente celebra algo o se lo pasa bien. Casi todas las fiestas tienen conciertos, muchas peñas y collas, y reunión de amigos, y bailar al son de la música…

Eso, en mayor o menor medida, se hace en todas partes. Solo por eso, Castellón no se diferencia del resto de la Comunitat Valenciana ni del resto del territorio. Son los símbolos de su fiesta los que la hacen especial, distinta y diferente.

En estos momentos, cuando se busca en el turismo la respuesta a todos los problemas económicos; cuando se vende plan de marketing turístico por activa y por pasiva; cuando todos los expertos en comunicación hablan de la diferenciación del producto para hacer y promover la marca de la ciudad… resumir las fiestas de la Magdalena como el hecho de entrar o no en Santa María el día de la Romería… es solo una forma de sacar los pies del tiesto.

Hablar de aconfesionalidad, de marcar distancia con el clero “porque era una cuerdo” para luego entrar en la magdalena, escuchar misa o entrar en Lledó… No lo entiende nadie. Incumplir tradiciones para luego participar en el desfile de los Moros… que me digan con qué se come.

Ser noticia por la polémica y no por el esplendor de las Fiestas es hacerle un flaco favor a la ciudad. Son postureos como el adoptado por el alcalde de Valencia, que no arregla los semáforos rotos en puntos negros de la ciudad, pero le pone falditas a los que funcionan.

¿Dónde estamos llegando?

El día que, como quisieran algunos, eliminemos todos los símbolos, el protocolo y las tradiciones,  que caracterizan y diferencian nuestras fiestas, nuestras fiestas serán como todas… y para ello, no hará falta estar en Castellón. ¡Bienvenidos al aborregamiento colectivo!