Marisol Linares. Exdiputada del Partido Popular.
Los Picapiedra, la serie de dibujos animados con más éxito en la televisión hasta la llegada en los años 90 de Los Simpson, nos contaban las historias de Pedro y Pablo con sus respectivas familias. Unos encuentros y desencuentros que hoy nos recuerdan a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias en sus devaneos políticos, que como el deshoje de la margarita: ahora sí, ahora no.
En la serie de los Picapiedra la chirigota estaba asegurada: ideas desbaratadas de Pedro y Pablo, de donde no salían muy bien parados. Una complicidad que actualmente vivimos con el señor Sánchez, Pedro, y el señor Iglesias, Pablo, que protagonizan las portadas televisivas y las redes sociales que, curiosamente, es el medio que utilizan para dialogar y mandarse sus respectivos mensajes.
En los Picapiedra, pese a sus enredos, siempre acababan sellando la paz, y parece ser, que en la actual situación entre Pedro Sánchez y Pablo iglesias, el pacto está sellado.
La única esperanza que nos queda a los españoles es la carta que la fundación España Constitucional acaba de emitir apelando al sentido común en todo este enredo político. En este comunicado exministros del PSOE, PP y UCD piden una gran coalición de los partidos constitucionalistas, que abandonen sus ‘ambiciones personales’ y sean capaces de garantizar la estabilidad de España.
Cuando el tejido empresarial, la Unión Europea, el Fondo Monetario internacional y personas de diversas ideologías y militancia están de acuerdo en pedir sensatez, unidad de España e igualdad entre todos los españoles para hacer un frente común contra el separatismo y el populismo, me pregunto: Qué le pasa al señor Pedro Sánchez para enrocarse en su posicionamiento. Solo cabe una doble reflexión: o una extrema debilidad como líder del PSOE (lo veremos el sábado en el Comité federal) o un ambición personal desmedida por ocupar la Moncloa a cualquier precio. Aunque lamentablemente, creo que son ambas cosas, y esto es un precio muy alto que pagará el PSOE, la democracia y por tanto, la convivencia de los españoles.
Por eso, al igual que los Picapiedra que pese a sus desavenencias acababan con un final feliz, y Pedro mostraba la influencia sobre los planteamientos del pequeño Pablo esperemos que el interés general y el sentido común se implanten de forma ordenada entre los dos grandes partidos por la estabilidad y la unidad de España.






























