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lunes, 22 de diciembre de 2025 | Última actualización: 12:55

¿Antisemitismo en Benicàssim?

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Jorge Fuentes. Embajador de España.

Probablemente debido a la mala conciencia que, respecto al pueblo judío, invadió al mundo occidental al finalizar la segunda guerra mundial, se decidió en 1948 crear un hogar que pudiera acoger aquella población dispersa por el mundo desde veinte siglos antes.

Es discutible si el lugar escogido para fundar el Estado de Israel fue el más adecuado y de hecho en los 67 años de vida del nuevo país no ha sido posible crear un consenso entre las naciones de la zona que permita una convivencia pacífica entre ellos. Es cierto que el pueblo judío tenía sus raíces en Oriente Medio donde nacieron las tres grandes religiones monoteístas, cristianismo, judaísmo e islamismo, pero veinte siglos son muchos años para seguir reservando el espacio que algún pueblo ocupó. En ese tiempo se han formado otras sociedades –como la secular Palestina- que se vieron perjudicadas y privadas de su territorio en favor del nuevo estado renaciente.

Ciertamente las potencias occidentales pensaron en otras alternativas territoriales y entre ellas –no me consta- quizá estuviera la de instalar al sufrido pueblo, diezmado por el holocausto, en algún lugar de Alemania que a fin de cuentas había sido el principal causante de sus males.

Lo cierto es que pasados unos pocos años, el Estado de Israel se configuró como el único democrático en la región y contando con el respaldo de los Estados Unidos derrotó repetidamente a sus muy numerosos vecinos, bien es cierto que en algunas ocasiones, sobredimensionando el grado de violencia imprimido en la respuesta lo que empañó en el mundo el sentimiento de simpatía y compasión hacia los judíos.

Una vez más acaba de celebrarse en Benicàssim los festivales musicales de cada verano, el FIB y el Rototom, pienso que con parecido éxito de público que en los ejercicios anteriores, aunque en esta ocasión se produjera un grave incidente cuyas consecuencias sobre el futuro del Rototom están aún por ver.

Estaba prevista la actuación del cantante judío norteamericano Matisyahu cuando los organizadores –parece ser que bajo presión del movimiento anti judío Boycot-Desinversión-Sanción (BDS)- exigieron al cantante que se pronunciara respecto al problema árabe-israelí, pidiéndole veladamente que condenara la política del Estado de Israel, cosa que el cantante se negó a hacer lo que provocó la cancelación del concierto.

La reacción nacional e internacional contra los organizadores del festival, contra las fuerzas políticas que respaldaron la desafortunada maniobra antisemita y, de modo indirecto, contra Benicàssim fue de tal envergadura que hubo que dar marcha atrás y autorizar la actuación del cantante sin ningún tipo de condicionamientos políticos.

Para el pueblo judío este tipo de absurdos requerimientos no es nuevo. El antisemitismo no ha dejado de crecer desde la entrada en el siglo XXI y aunque España no figura entre los países europeos más recalcitrantes en ese campo, muchos de los embajadores de Tel Aviv en Madrid han acabado su mandato en nuestro país convencidos de la judeofobia  que subyace en nuestra sociedad. No en balde España  (presionada por los países árabes únicos que junto con hispanoamérica habían mantenido el dialogo con la España franquista) solo estableció relaciones diplomáticas con Israel casi 40 años después de la aparición del nuevo Estado y lo hizo en el mismo año de 1986 en que España ingresó en la CEE un club en que era impensable no tener relaciones normales con Tel Aviv.

Benicàssim cometió un error gratuito muy grave al hurgar en la herida antijudía. Muchos de los grandes rotativos mundiales, empezando por el New York Times, están en sus manos. Sus críticas podrían ser letales para nuestros festivales musicales y para muchas más cosas en España. Esperemos que no sea así ya que tanto el FIB como el Rototom se han ganado un merecido prestigio y que de aquí al año próximo todo este desgraciado embrollo se haya olvidado.

En lugar de hacer política, por qué no se dedican los responsables de la provincia a resolver otros asuntos que harían la vida mucho más placentera a la ciudadanía, como por ejemplo liquidar los mosquitos, reducir el IBI, limpiar las calles y los solares. 15 localidades de la provincia acaban de reunirse para buscar fórmulas anti-mosquitos ¿Podrían explicarnos por qué en esa reunión no se encontraban representantes de los tres pueblos de la zona, turísticos por excelencia, Peñíscola, Oropesa y Benicàssim?