Verónica Ruiz. Candidata d'Iniciativa del Poble Valencià, amb el nº4 en la llista de Compromís per Castelló
Vaya por delante que abrir un diario por la mañana, sintonizar las noticias en la radio o mirar con atención cualquiera de los telediarios que las diferentes cadenas de televisión nos pasan durante el día, se está convirtiendo, por una parte, en un ejercicio de riesgo, y, por otra, en la escenificación del fracaso de los políticos como parte de la resolución de los problemas de la ciudadanía.
Ciertamente ver a Bárcenas, a Chaves o a Carlos Fabra, acusados, investigados o condenados, no ayuda en nada a prestigiar a aquellos que se suponen han de gestionar temporalmente lo público, para que el conjunto de la sociedad avance hacia unas mayores cotas de bienestar y protección social.
Pero dentro de este nido de corruptelas y servilismos en que unos pocos han convertido la política, podemos extraer consecuencias positivas, a pesar de todo. Buena parte de las personas que vivíamos con el individualismo por bandera, en una especie de déjà vu en permanente bucle, nos hemos visto impulsados a dar un paso al frente. Se necesita una regeneración, una limpieza, una renovación en definitiva, ya que hemos llegado a un punto en que o actuamos o corremos el peligro de entrar en una situación de enquistamiento de la corrupción y convertir ésta en un mal endémico.
Ganas, empuje, ilusión, son palabras que nos llevan a intentarlo, a discutir, a confluir, a establecer las bases en las que se ha de sustentar el cambio de ciclo, entonces te emocionas, te animas, piensas que ahora sí que sí, que merece la pena y vuelves a abrir el periódico por la mañana con renovadas energías porqué te sientes partícipe de un momento histórico...y llega el jarro de agua fría. Junto a ti, en una de las mesas donde tomas el café, escuchas el tópico –yo no pienso mover mi culo el 24 ni ningún día, son todos unos sinvergüenzas, vendedores de humo, nos toman el pelo...
Y te sorprendes, te decepcionas y te preguntas si realmente el esfuerzo merece la pena. La respuesta es si, claro que sí, porque incluso la gente que ha hecho del escepticismo su bandera, está posicionándose políticamente, se está alineando con la continuidad, con el conformismo y con el status quo, involuntariamente o no, pero está legitimando el sistema con toda su podredumbre incluída.
